viernes, diciembre 09, 2011

WSJ: Mundo pequeño, gran apetito

China debe encontrar formas más ecológicas de alimentar su insaciable apetito de energía

Por MICHELLE PRICE

Cuando China sobrepasó el año pasado a Estados Unidos para convertirse en el mayor consumidor de energía del mundo, los datos confirmaron lo que muchos chinos que sufren frecuentes cortes de luz ya se temían: la demanda de energía de China es simplemente insostenible.

Pero si mantener las luces encendidas (y las fábricas operando) representa el mayor reto para el gobierno de China, las autoridades lo han asumido de lleno.

El ritmo vertiginoso del desarrollo económico de China, que ha avanzado a un galopante ritmo de crecimiento anual del producto interno bruto de 10% durante la pasada década, ha sido altamente intensivo en energía. Entre 2000 y 2010, el consumo de energía del país aumentó a más del doble y para 2035 se encamina a exceder el de EE.UU. en 68%, según la Administración de Información de Energía de EE.UU. (EIA, por sus siglas en inglés). Pero los recursos internos de energía de China no pueden sostener esta demanda. El país tiene reservas limitadas de petróleo y gas y depende del carbón, el combustible fósil más contaminante, para un 70% de su energía. Al mismo tiempo, la pujante economía asiática, que emite más dióxido de carbono que EE.UU. y Canadá juntos, según la EIA, está bajo presión para reducir su huella de carbono.

China hizo su primera promesa firme de reducir las emisiones de carbono en 2009. Se comprometió a reducir su intensidad de carbono —la cantidad de emisiones de carbono por unidad del PIB— entre 40% y 45% para 2020, comparado con niveles de 2005.

Las presiones contradictorias han creado un gran dilema para el país: China tiene que asegurarse los recursos energéticos necesarios para sostener un firme crecimiento y elevar el nivel de vida de sus 1.300 millones de habitantes, a la vez que ha de satisfacer el clamor internacional para limitar el impacto sobre el medio ambiente.

Es un desafío enorme y urgente pero el gobierno chino ha respondido con un programa activo que incluye reducir la intensidad de energía, diversificar sus recursos energéticos y convertirse en un líder mundial de tecnología limpia.

Deborah Seligsohn, asesora principal del Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés) en Beijing para el programa de clima y energía de China, dice estar impresionada con las gestiones del gobierno hasta ahora. "Se lo están tomando muy en serio y han sido creativos en plantear programas que funcionan dentro de un contexto chino. Han hecho un gran trabajo, pero eso no quiere decir que sea perfecto".

La eficiencia energética —la correlación del uso de energía respecto a la producción económica— es clave para la estrategia de China. La mitad de los ahorros futuros previstos de energía y gases de efecto invernadero del país se harán a través de su programa de eficiencia de energía, que se ha concentrado en limpiar, y en algunos casos, cerrar las compañías ineficientes en las industrias pesadas del país.

Seligsohn asegura: "La eficiencia energética es una prioridad para el gobierno chino, como debería ser. Es el mayor logro de menor costo que hará una diferencia".

El primer plan quinquenal del país de 2006 - 2010 causó una caída de la intensidad de energía de 19,1%, justo por debajo de su meta de 20%, y el próximo plan apunta a reducirla en otro 16%. Sin embargo, el país ya ha hecho sus avances más fáciles y la próxima fase, que apuntará a 10.000 pequeñas y medianas empresas, "será un mayor reto logístico", apunta Seligsohn.

ENERGÍA EN EL EXTERIOR

Entretanto, China está diversificando sus fuentes de energía tanto en el país como en el exterior. En los últimos dos años, las petroleras de China han intensificado su inversión en el extranjero, gastando más de US$47.600 millones en la compra de petróleo y gas en todo el mundo, según la AIE.

Daniel Simmons, director del Instituto para Investigación de la Energía (IER, por sus siglas en inglés), un centro de estudios con sede en Washington, dice: "El país es agresivo en su búsqueda de recursos energéticos en todo el mundo, incluso en África, Asia-Pacífico, y las Américas".

Las inversiones de China en África son las más conocidas pero, según la IEA, un tercio de su reciente ola de inversiones ocurrió en Latinoamérica.

China ya ha hecho progresos en su afán por implementar tecnologías limpias y cuenta con la mayor capacidad instalada de energía eólica, según el WRI.

El año pasado, el gobierno chino presentó planes de invertir US$738.000 millones en tecnologías limpias durante la próxima década.

Muchos analistas cuestionan si el país puede resolver su problema de energía sin comprometer su desempeño económico. Simmons, del IER, dice que no hay pruebas reales de que China esté dispuesta a sacrificar el crecimiento de su PIB para reducir sus emisiones de carbono.

Pero otros sostienen que el gobierno chino ha desarrollado un punto de vista cada vez más sofisticado de lo que significa el crecimiento económico para China y que no se limita solamente a su industria pesada.

La eficiencia de energía, por ejemplo, de hecho sirve a la agenda de largo plazo del país, según Seligsohn. "No creo que el gobierno chino considere contradictorios el crecimiento económico y la eficiencia de energía. Uno le saca más a cada dólar cuando usa la energía de manera más eficiente", dice.

El gobierno intenta integrar otros elementos de su política energética en su agenda de crecimiento y considera la tecnología limpia un sector pujante en sí mismo. No sólo China es el mayor productor mundial de turbinas eólicas, sino también procura convertirse en líder mundial de vehículos eléctricos.

(http://online.wsj.com/article/SB10001424052970203413304577086781463835736.html?mod=WSJS_inicio_MiddleThird; DECEMBER 8, 2011, 4:54 P.M.)

No hay comentarios.:

Publicar un comentario