martes, enero 10, 2012

Dos de WSJ sobre el oráculo de Omaha

1) El próximo en probarse los zapatos de Buffett

Por STEVE EDER y JASON ZWEIG

Es difícil tomar el lugar de una leyenda.

Ted Weschler se considera uno de los más grandes admiradores de Warren Buffett, pero hasta mediados del año pasado, no creía que podía trabajar para el Oráculo de Omaha. El escrutinio y la atención pública que acompañan ese trabajo simplemente no valdrían la pena.

Sin embargo, este mes, el gerente de fondos de cobertura de 50 años se unirá a Berkshire Hathaway Inc. para ayudar a Buffett a supervisar los US$110.000 millones que el holding posee en acciones, bonos, y otras inversiones. Esto coloca a Weschler, junto con Todd Combs, de 40 años y también ex administrador de un fondo de cobertura, como candidato para, algún día, tomar posesión del portafolio que Buffett ha dirigido con un éxito incomparable por más de 45 años.

Muchos líderes de fondos ni siquiera consideraron postular al puesto cuando Buffett anunció en 2007 que buscaba a inversionistas talentosos con el potencial de sucederlo como gerente de la cartera de Berkshire.

"No había ninguna oportunidad de que [alguno de ellos] tomara el puesto", dice Bruce Greenwald, un profesor de finanzas de la Escuela de Negocios de Columbia. "Ellos están bien establecidos, sus ingresos bajarían, perderían autonomía y no querrían comparaciones inevitables con Buffett".

(Imagen Izq.: Ted Weschler)

Cuando el magnate comenzó a rastrear el mundo para encontrar administradores de fondos y potenciales sucesores, Weschler consideró postular, pero finalmente decidió que el puesto era demasiado vistoso, según fuentes cercanas a Weschler, Buffett, y Berkshire. Este artículo se basa en entrevistas a esas personas.

Sin embargo, después de donar más de US$5 millones para ganar dos subastas caritativas para cenar con Buffett, Weschler recibió una oferta de trabajo que no esperaba, ni podía dejar pasar. Buffett, de 81 años, anunció su contratación en septiembre. Como Combs, recibirá un salario base más una bonificación ligada a su desempeño vs. el índice S&P 500.

Un persistente discípulo de Buffett, Weschler ha dirigido por 12 años un fondo de cobertura exitoso, Peninsula Capital Advisors, en Virginia, donde reside. El fondo, que ahora se está desmantelando, tenía cerca de US$2.000 millones en activos.

Weschler se comunica con Buffett cada dos semanas por teléfono o e-mail. También se escribe con Combs y ha viajado a Omaha un par de veces. Casado con dos hijos, Weschler alquilará un departamento en Omaha y pasará allí tres o cuatro días a la semana.

Su ingreso en Berkshire coronará una carrera de inversionista que comenzó cuando aún estaba en el colegio.

De niño, Weschler intercambiaba tarjetas coleccionables de béisbol y monedas raras. Para su cumpleaños número 12, una tía le compró 12 acciones en Litton Industries, una empresa de construcción de barcos con presencia en Erie, Pensilvania, donde pasó tiempo en su niñez. Desde entonces, se afanó con los mercados y leía las páginas financieras de los diarios para seguir las noticias sobre Litton.

Para ayudar a costear sus estudios de finanzas y contabilidad en la Escuela Wharton, de la Universidad de Pensilvania, compró una máquina de pinball y cobraba a sus compañeros para que jugaran con ella (todavía la tiene).

Después de graduarse en 1983, Weschler se mudó a Nueva York para trabajar en W.R. Grace & Co., un conglomerado fundado en 1854 con operaciones globales en químicos, restaurantes y salud.

Su paso por Grace le dio experiencia en una amplia gama de industrias y ascendió hasta convertirse en asistente de Peter Grace, entonces un destacado industrial estadounidense.

Incluso allí, Weschler probaba sus aptitudes de inversión. Durante sus primeros días en la firma, cuando sólo ganaba US$21.000 al año, Weschler usó todas sus tarjetas de crédito para comprar acciones de una cadena minorista, concluyendo que el rendimiento de las acciones excedería los cargos de interés en las tarjetas de crédito (Tuvo razón).

Tras seis años en Grace, Weschler decidió marcharse en 1989, preocupado por el futuro de la compañía ante la inminente jubilación de su fundador. Grace quebró en 1995.

En 1999, después de una década como socio en Quad-C Management Inc., una firma de inversión de capital privado en Virginia, Weschler decidió independizarse y lanzó Peninsula.

Terry Daniels, su socio en Quad-C, habla con orgullo del ingreso de Weschler a Berkshire y agrega: "Creo que Buffett va a estar encantado".

El portafolio de US$59.000 millones de Berkshire en acciones de empresas que cotizan en bolsa es bastante concentrado, con apuestas en sólo 33 compañías y 74% de ellas en los cinco holdings principales.

En noviembre, Buffett, refiriéndose a Weschler y Combs, dijo que eran "inversionistas extraordinarios y seres humanos extraordinarios, y esa es una combinación inusual".

Localizado por teléfono hace unos días, el magnate agregó: "Normalmente, después de que te casas con alguien, como al mes te das cuenta de cosas que no esperabas. Pero todo lo que he visto hasta ahora de [Weschler y Combs] hace que me sienta incluso más cómodo que antes".

(http://online.wsj.com/article/SB10001424052970203513604577144920243163082.html?mod=WSJS_inicio_MiddleFirst; JANUARY 6, 2012, 2:27 P.M.)


2) La decepcionante iniciativa de empleos de Goldman y Buffett

Por DYLAN MACHAN

Goldman Sachs anunció en 2009 que invertiría US$500 millones y se asociaría con Warren Buffett para ayudar a pequeñas empresas a crecer y generar empleos. La respuesta fue entusiasta: ciertamente con el calibre de los involucrados, su conocimiento del mundo de los negocios y el capital aportado, los motores de la iniciativa comenzarían a generar puestos de trabajo a diestra y siniestra.

Excepto que nada de eso ocurrió. Más de dos años después de iniciado este programa a cinco años, el cual planeaba llegar y nutrir a 10.000 pequeñas empresas, se ha cumplido apenas 5% de esa meta, y Goldman está reevaluando la cantidad de tiempo que necesitará para cumplir esa meta. ¿Y qué hay de Buffett, quien ha mantenido un papel activo (si bien no financiero) en el plan? El copatrocinador, con frecuencia locuaz, se negó a hacer comentarios.

El programa, llamado 10.000 Pequeñas Empresas, está basado en la más reciente investigación sobre creación de empleos de Michael Porter, de la Facultad de Negocios de Harvard, cuya organización Initiative for a Competitive Inner City ha aducido éxito en este terreno. Las empresas candidatas serían examinadas en busca de potencial de crecimiento y recibirían hasta 100 horas de educación diseñada por expertos en emprendimiento de Babson College; por separado, algunos recibirían capital de Goldman en forma de un préstamo. Ello incluiría ayuda en materia de conexiones y mentores y la fortaleza de instituciones financieras de desarrollo comunitario locales, que tienen experiencia haciendo préstamos a poblaciones que tienen dificultades para obtenerlos.

Suena como una fórmula ganadora. Pero hay pocas pruebas de que los préstamos comunitarios creen muchos empleos, según Paul Kedrosky, académico del centro de estudios de emprendedores Fundación Kauffman, quien califica la mayoría de estos programas de "desastres". Los estudios indican que las mejores empresas para crear empleos son aquellas que son inherentemente más productivas (piense en una compañía tecnológica revolucionaria en vez de una empresa de jardinería local) y habitualmente no tienen problemas para conseguir que les presten dinero. Para otros negocios, sin importar cuánta capacitación o dinero reciban, hay un límite para su crecimiento.

Ahora que el programa de Goldman y Buffett se acerca a la mitad de su camino, parece que los escépticos podrían tener razón. El programa ha sido introducido en seis ciudades: Nueva York, Houston, Nueva Orleans, Chicago, Los Ángeles y Long Beach, California. Pero hasta ahora, solamente han sido prestados US$20 millones, y tan sólo 500 propietarios de pequeñas empresas han tomado parte en el programa. En cuanto a la creación de empleos, Goldman se niega a informar los totales, pero las cifras recolectadas en cálculos informales se ven modestas en el mejor de los casos. La rama de Nueva York del programa, por ejemplo, dice que sus 82 graduados han creado unos 200 puestos de trabajo.

Dina Habib Powell, quien supervisa el programa para Goldman, dice que parte del problema es la competencia de otras gestiones gubernamentales y privadas de creación de empleos. "Es un mercado de soluciones atiborrado". Aun así, Powell dice que Goldman está complacido con los resultados hasta el momento y señala éxitos como Jessica Johnson, quien planea contratar otros 15 trabajadores para su firma de seguridad en el distrito neoyorquino de Bronx, Johnson Security Bureau. "Queremos tomarnos el tiempo de ayudar a que las empresas crezcan", explica Powell. Porter describe esta fase como un periodo de gestación, por cuanto el programa está verificando rigurosamente a los postulantes para concentrarse solamente en aquellos encaminados a un crecimiento rápido. "No estamos hablando de pequeños negocios familiares", dice.

Para ver qué clase de progreso ocurría, fui a Nueva Orleans para hablar con algunos de los receptores del programa. Si bien vi negocios prometedores, pocos parecían ajustarse al ideal de usar los recursos del programa para generar empleos rápidamente. Por ejemplo, Betty Nguyen-Archote y Donovan Archote recibieron un préstamo de US$50.000 de Goldman Sachs para ayudarlos a renovar su Pizzería Huey P's. Pero dijeron que estaban demasiado ocupados como para asistir a las clases de negocios. En cuanto a crecer, les gustaría agregar una barra de sushi al restaurante asiático que poseen, pero no con el dinero de Goldman. "Somos un pequeño negocio familiar", dice Betty (algo que a Porter no le gustaría oír). "Como muchos estadounidenses, queremos pagar nuestra deudas".

Esa es una temática común para todos: las pequeñas empresas y sus dueños han estado tratando de reducir deudas, para decepción de quienes tratan de alentar el anémico crecimiento de Estados Unidos. Además, no está claro si los Archotes necesitaban el dinero. Ellos fueron unos entre varios otros emprendedores que ya habían calificado para préstamos comunitarios antes de iniciara el programa de Goldman.

Goldman dice que no ha fijado parámetros para evaluar cuánto debería crecer una compañía. Pero cuando lanzó su programa, recalcó que su misión era invertir en empresas encaminadas a crear empleos. Desde entonces, quizá haya tenido que enfrentar cuán difícil es eso en la práctica. Lo que Goldman no quiere hacer es lo que Kedrosky dice que han hecho muchos de sus predecesores: "Decir 'que sea lo que sea', y [dar] su dinero y educación a una mezcolanza de empresas".

(http://online.wsj.com/article/SB10001424052970203462304577136670378076702.html?mod=WSJS_pequenas_LeadStory; JANUARY 2, 2012, 12:05 P.M.)

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