domingo, noviembre 27, 2011

GDA: América Latina en deuda con los jóvenes

El Grupo de Diarios América hizo una radiografía del déficit y los avances que 11 países de la región registran en la formación de las generaciones que vienen

Si hubiera que señalar una urgencia común de la educación latinoamericana sería, sin dudas, la escuela secundaria. El nivel que completa la formación básica y prepara a adolescentes con edades entre 12 a 17 años para los estudios superiores y el trabajo concentra las mayores tasas de abandono y repitencia, registra los resultados más preocupantes en los aprendizajes y recibe la mayor cantidad de críticas por estar desactualizado y alejado de las realidades sociales y culturales de los jóvenes que recibe.

Con distinto ímpetu, velocidad y eficacia, durante la primera década de este siglo los gobiernos de la región han empezado a intentar reformas y mejoras en la escuela media, pero en la mayoría de los países los resultados son parciales o aún poco visibles, en un escenario que pone de manifiesto las desigualdades sociales, económicas y regionales de muchas de esas naciones.

Una agenda educativa latinoamericana debería colocar en segundo lugar la formación y la profesión docente, que ha estado en el centro de las disputas políticas recientes en varios países, en particular por el creciente interés de algunos gobiernos por establecer evaluaciones de desempeño cuyos resultados inciden en el salario de maestros y profesores. La docencia sigue, en general, mal pagada y ha dejado de ser una profesión atractiva.

Aunque es verdad que cada vez más adolescentes asisten a las escuelas en América Latina, también lo es que los resultados de los aprendizajes distan de ser los mejores. Por eso, paulatinamente ganan atención las pruebas nacionales e internacionales, en las que la mayoría de los países participa con resultados muy dispares. Lo hacen, sin embargo, con miradas diferentes: algunos difunden públicamente los resultados y los toman como referencia para sus propias evaluaciones es el caso de Brasil o Chile, pero otros critican sus procedimientos, como Argentina.

Escuela media. Las dificultades que enfrenta el nivel medio en los países de la región no responden solamente a razones escolares, sino que reflejan las crecientes desigualdades sociales y económicas.

En México, por ejemplo, aunque la cobertura de la educación media superior pasó de 48% a 66% en la última década, sólo 45% de los jóvenes con edades entre 19 y 24 años concluyó ese tramo educativo, lo que coloca al país por debajo de Chile (donde 80% terminó el bachillerato); Venezuela, con 62%, y Brasil, con 57%.

"Hace falta un rescate social de la juventud mexicana. Hay más de 7 millones de jóvenes que no estudian ni trabajan; 7 de cada 10 no tienen opciones educativas para cursar estudios superiores y hay más de 550.000 jóvenes analfabetos", señala el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, José Narro Robles. Pero estar en la escuela no siempre garantiza el aprendizaje: en ese país, luego de permanecer 12 años en el sistema educativo, 8 de cada 10 jóvenes sólo saben hacer operaciones matemáticas básicas y 1 de cada 2 tiene niveles bajos de lectura, de acuerdo con un informe oficial.

En Colombia, en tanto, la matrícula de la educación media también ha crecido en la última década (20%), pero aún hay 428.302 jóvenes que están fuera del sistema, particularmente en las zonas rurales. Las razones para dejar las aulas demuestran que el aspecto pedagógico es sólo una parte del problema. En ese país, según la Encuesta Nacional de Deserción, quienes abandonaron la escuela media en zonas urbanas lo atribuyen a dificultades académicas, maestros que enseñan en forma aburrida y situaciones de conflicto y violencia en el colegio; mientras, quienes lo hicieron en zonas rurales culpan a la necesidad de trabajar, la distancia de la casa al colegio y las dificultades académicas.

Razones similares se esgrimen en Costa Rica para dejar la escuela media: desinterés en estudiar, falta de dinero, dificultad para aprender y la escogencia de trabajar son las causas que citan los alumnos que dejaron las aulas. En ese país, la mitad de los jóvenes desiste de cursar los dos últimos niveles de la secundaria, que por ahora no son obligatorios.

"Una de las carencias de nuestra política educacional es no estar preocupados por los jóvenes que van quedando atrás. Hay iniciativas privadas, pero el Estado está en el debe", afirmó el subdirector del Centro de Estudios Públicos de Chile, Harald Beyer. Allí, las tasas de abandono de la secundaria son siete veces superiores a las de la primaria.

Desde Venezuela se enumeran críticas al nivel medio: falta de profesores, contenidos desactualizados (es el único nivel que no ha tenido cambios curriculares desde hace más de 20 años) y escasez de cupos.

La situación no es pareja en los países. En la mayoría de los casos, las escuelas privadas suelen tener mejores tasas de rendimiento y menos abandono, porque en general atienden a una población de mayor nivel socioeconómico y cultural. Es el caso de Brasil, en cuyos planteles privados la tasa de abandono promedio en 2010 fue de 10%, pero subió a 11,5% en los públicos.

En los últimos años muchos países comenzaron a proponer reformas para las escuelas medias. En Argentina, por ejemplo, está en marcha el plan "Secundaria para todos", el nivel es obligatorio desde que lo estableció una ley nacional en 2006, que busca reformular los contenidos de las materias con más horas de asignaturas básicas, como Lengua, Matemática e Inglés; incorpora tutorías y acompañamiento para rendir materias reprobadas, e integra actividades deportivas, artísticas y comunitarias, entre otros cambios. En Ecuador desde este mes se aplicará un programa de reformas que se propone disminuir el número de materias, aumentar la carga horaria y capacitar a los profesores.

Evaluaciones de calidad. Desde hace algunos años, la calidad educativa se ha convertido en la noción más repetida por expertos y funcionarios en la región cuando se refieren a la meta que ahora deberían ponerse por delante. Por eso, las mediciones que reflejan mejoras o diagnostican problemas son hoy un contenido habitual del debate sobre la enseñanza, no sólo entre los expertos. Sin embargo, los usos de los resultados de esas evaluaciones varían de país a país.

Brasil, por ejemplo, ha creado un Índice de Desarrollo de la Educación Básica propio, que tiene una escala de 1 a 10 y se calcula así: la mitad de la nota proviene de las pruebas nacionales de evaluación de lectura y matemática, y la otra, del índice de aprobación de los alumnos al final del ciclo lectivo. El Ministerio de Educación ha establecido como meta para 2021 que el IDEB nacional sea de 6, que es el nivel de conocimiento que demostraron los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico en la prueba PISA de 2003.

En 2009, el IDEB para los primeros años de la enseñanza básica fue de 4,6.

La mayoría de las naciones tienen pruebas de rendimiento propias. En Ecuador existe desde 1996 el Sistema de Medición de Logros Académicos en tercero, séptimo y décimo año de educación básica; en Perú, cada año se realiza la Evaluación Censal de Estudiantes (los más recientes resultados mostraron que 17% de alumnos de escuelas públicas comprende lo que lee, mientras en las privadas lo hace 43%); y en Costa Rica, existe un examen nacional obligatorio que tiene un valor de 60% para aprobar el bachillerato.

En Puerto Rico esas pruebas han sido particularmente controvertidas. Allí, según la ley estadounidense No child left behind (Que ningún niño se quede atrás), se toma una prueba estandarizada de progreso académico a los alumnos. Cada escuela que no cumple con los objetivos pasa a un plan de mejoramiento mediante el cual se reciben más fondos de Estados Unidos, que finalmente se utilizan para contratar empresas privadas que brindan tutorías a los estudiantes.

En Venezuela, por su parte, la última evaluación de aprendizajes que se hizo fue hace siete años, y los resultados no fueron difundidos.

Chile aparece como uno de los pocos países donde los resultados de las pruebas internacionales más recientes fueron un alivio para las críticas que se suelen hacer a los sistemas educativos de la región.

El país subió 40 puntos en lectura en 2009 respecto de la evaluación de 2000. Además, en 2010, el examen de cuarto grado de primaria mejoró nueve puntos en lenguaje sobre el año anterior.

Carrera docente. Si la mayoría de los conflictos entre gremios docentes y gobiernos solían darse a causa de los tradicionalmente bajos salarios, en los últimos años los problemas han surgido de iniciativas gubernamentales de evaluar a los maestros y atar sus salarios y movilidad profesional a esos resultados. En Perú, por ejemplo, se instaló en 2008 la Carrera Pública Magisterial, que define contratos y sueldos con base en criterios meritocráticos. Los resultados de las primeras evaluaciones mostraron que la mitad de los profesores no pudo hacer cálculos aritméticos simples; en la última prueba, de marzo de este año, sólo 11% aprobó.

En Ecuador existe desde 2009 una evaluación obligatoria a docentes en servicio, que también tuvo mucha resistencia. En Brasil, hay pruebas de desempeño en estados como Río de Janeiro o Pernambuco, pero en 2012 el Gobierno central implantará una prueba nacional para los maestros de niveles iniciales. En Argentina, donde el salario docente se define principalmente por antigüedad en el cargo, el Gobierno no parece por ahora tener planes de instalar esas formas de evaluación, que ya cuentan con el rechazo público de los gremios.

En cualquier caso, la docencia sigue siendo una profesión con un bajo nivel de valoración social en la mayoría de los países de la región. En Uruguay, la mitad de los que ingresan en los institutos de formación pedagógica no tuvieron una buena experiencia antes en carreras universitarias. La matrícula del magisterio se ha reducido en ese país 30% en los últimos 3 años, y en 2010 se recibieron 100 maestros menos que en 2009. En Puerto Rico, un estudio privado revela que sólo 24,9% está satisfecho con su remuneración y apenas 11,1% cree que la sociedad valora su labor.

Para compensar esas situaciones, en Chile, el gobierno de la presidenta Michelle Bachelet creó en 2009 la prueba Inicia, como diagnóstico voluntario del nivel de preparación de los egresados en Pedagogía, que se espera instalar como obligatoria para que sus resultados determinen el nivel de salario inicial en escuelas públicas. Este año, además, debutó la beca Vocación de Profesor, que costea 100% de la carrera a los alumnos destacados que escojan Pedagogía.

Fuente: http://www.el-nacional.com/noticia/1456/23/America-Latina-en-deuda-con-los-jovenes.html.
18-Sep 01:03 pm. GDA.

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