lunes, noviembre 14, 2011

WSJ: Es hora de cambiar la medicina para Europa

Por NICHOLAS HASTINGS

LONDRES (Dow Jones)- La austeridad ya no es la cura para todos los males que alguna vez fue.

Y la eurozona podría tener que encontrar pronto una nueva solución.

Cuando la crisis de la zona del euro emergió por primera vez hace varios años, se instó a las naciones deudoras a aumentar los impuestos y reducir el gasto público para poner sus cuentas en orden.

Todo esto fue muy bueno mientras el crecimiento externo, léase exportaciones, era capaz de ayudar a contrarrestar la contracción de las economías internas de muchas de estas naciones periféricas.

Los miembros más fuertes de la eurozona, como Alemania, aún comprarían sus bienes y mantendrían a sus industrias en marcha.

Los impuestos continuarían fluyendo hacia las arcas gubernamentales y las deudas soberanas aún se podrían pagar.


Sin embargo, como hemos visto en Grecia en los últimos meses, sin crecimiento externo, la economía general se contrae y el gobierno se ve forzado a buscar incluso más ayuda en el exterior para mantenerse a flote.

Y Atenas no es la única en esa posición.

Las medidas de austeridad en Irlanda, Portugal, España y ahora recortes del gasto aún más grandes en Italia y Francia implican que todos esos países están tomando la misma medicina al mismo tiempo.

Y todos están apuntando a que las exportaciones los ayuden a mantenerse a flote.

Pero, hay dos grandes problemas aquí.

El primero es que el intercambio comercial de la mayoría de los países de la zona del euro se realiza entre ellos mismos en lugar de efectuarse con países que no pertenecen a la región.

En otras palabras, la expansión económica en otras partes del mundo, como el Lejano Oriente o incluso América del Sur, tal vez no tenga una gran incidencia.

Y allí es donde se presenta el segundo problema: Alemania.

Cuando el euro estaba débil y la crisis de deuda recién había comenzado, el crecimiento económico de Alemania seguía sólido y los inversionistas tanto alemanes como internacionales continuaban confiando en una solución temprana.

No obstante, a medida que el problema se ha agravado, las dudas han crecido, la confianza ha declinado y la economía alemana también se ha visto afectada.

El lunes, una caída del 0,7% del gasto minorista en toda la región durante septiembre mostró en qué medida se ha deteriorado la percepción y cuán difícil será que las exportaciones saquen de sus problemas a los deudores de la periferia de la eurozona.

Hans Redeker, titular de estrategia global de divisas de Morgan Stanley, lo resumió así: "los políticos europeos actúan como representantes de economías pequeñas y abiertas sin reconocer a la Unión Europea como una gran economía cerrada".

Sin embargo, Francia acaba de aprobar otro paquete de austeridad por 65.000 millones de euros. El primer ministro Silvio Berlusconi estaría cerca de abandonar el poder de modo que el Parlamento italiano tomará la última dosis de la denominada cura para todos los males. Grecia, en tanto, nombrará un nuevo primer ministro provisorio para convencer a los griegos de no abandonar el euro.

Sin toda esta austeridad, nuevamente se presentaría el riesgo de una rebaja a la calificación crediticia y el precio de pagar sus deudas crecería incluso más, lo que conllevaría el riesgo de una debacle del euro y del sistema bancario europeo, que los políticos tanto han tratado de evitar.

No obstante, a menos que la demanda alemana se acelere de manera pronunciada en el corto plazo o que estos deudores periféricos aumenten sus exportaciones a las crecientes economías fuera de la región, la austeridad se volverá cada vez más perjudicial y demostrará que ya no es la solución a la crisis de deuda que alguna vez fue.

Fuente: http://online.wsj.com/article/SB10001424052970204358004577027923234837322.html?mod=WSJS_inicio_MiddleSecond.
NOVEMBER 9, 2011, 10:42 A.M.

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