"Donde haya un desorden, ahí quiero estar", afirma Jules Kroll, fundador de la agencia de detectives corporativos que lleva su nombre. El hombre que se hizo famoso siguiéndoles la pista a las fortunas mal habidas de dictadores depuestos, se ha embarcado en una nueva misión. Hace unas semanas, su nueva Kroll Bond Ratings Agency compró LACE Financial, una firma encargada de analizar la salud financiera de grandes bancos. La intención de Kroll es desafiar a las tres grandes agencias calificadoras de crédito: Standard & Poor's, Moody's y Fitch.
Tan temible como puede resultar la competencia en ese sector, cuesta creer que Kroll está ingresando a un entorno aún más difícil que en el que se ha desenvuelto durante más de 30 años como fundador de Kroll Inc.
"Uno siempre recuerda a su primera novia", dice Kroll al reflexionar sobre el caso que le dio su buena reputación en la década de 1980. Kroll siguió la pista de cientos de millones de dólares que el ex presidente filipino Ferdinand Marcos y su esposa Imelda robaron a sus compatriotas y más tarde ocultaron por todo el mundo, incluyendo propiedades inmobiliarias en Nueva York. Kroll realizó el trabajo ad honorem para el Congreso estadounidense, pero la publicidad generada hizo brillar la marca Kroll que ya se estaba extendiendo por Wall Street.
Las investigaciones de negociación de valores con información privilegiada de la década de los 80 trajeron más trabajo, y Kroll consiguió asignaciones de alto perfil, como un contrato de 1990 del gobierno de Kuwait para rastrear los activos que Saddam Hussein estaba robando tras invadir el país. La firma encontró millones escondidos a lo largo de Estados Unidos y Europa.
Durante los años que estuvo al frente de la gestión de su empresa de investigación (la vendió en 2004 y dejó su cargo en 2008), Kroll dice que sólo se sintió personalmente amenazado en dos ocasiones, por personas "mentalmente perturbadas", y cree que los incidentes no tuvieron nada que ver con su trabajo.
A partir de ahora, Kroll examinará los instrumentos que han tenido un efecto brutal en la vida de la economía. El detective que investigó las finanzas de Saddam Hussein hurgará dentro del arma de destrucción masiva conocida como "valores respaldados por hipotecas".
En 2008, el miedo se apoderó de los reguladores e inversionistas institucionales cuando se dieron cuenta de que inversiones consideradas oficialmente seguras, no lo eran en absoluto. Los jueces designados por el gobierno estadounidense para determinar el riesgo crediticio —S&P, Moody's y Fitch— habían otorgado calificaciones triple A a miles de paquetes de préstamos hipotecarios que de forma incremental estaban cayendo en cesación de pagos. A medida que el valor de estos activos se desplomaba y las principales agencias recortaban sus calificaciones, muchas instituciones que los habían comprado quebraron, fueron vendidas o terminaron rescatadas con el dinero de los contribuyentes.
Sin embargo, las tres grandes siguen todavía dominando el negocio de calificación de crédito y disfrutando de abultados márgenes de ganancias. Kroll cree que puede dar un precio competitivo y a la vez actuar con la debida diligencia que las agencias de calificación admiten no haber hecho nunca.
Para evitar responsabilidad legal, las tres firmas han insistido en que sus calificaciones no son más que opiniones. En la práctica, esto significa que, mientras se disparaba el fraude hipotecario durante el auge del mercado inmobiliario, las agencias no revisaban ni una sola hipoteca individual dentro de los paquetes de inversión que calificaban. Kroll resume su modelo de negocio: "Págame mucho dinero por mi opinión, pero no me hago responsable si me equivoco".
La propuesta de Kroll para el sector es distinta. A los modelos computarizados utilizados por las agencias de calificación, añadirá el trabajo tradicional de detective y auditor para inspeccionar a prestamistas, investigar empresas hipotecarias y verificar el discurso de venta de los emisores de valores. Pero, a diferencia de sus competidores, Kroll permitirá que sus calificaciones se incluyan en las ofertas de valores, lo que permitirá que pueda ser demandado en calidad de experto. "No diré que es sólo una opinión".
LACE es un servicio de suscripción pagado por los inversionistas y esto no cambiará el análisis que actualmente ofrece sobre grandes bancos. No obstante, Kroll se plantea un modelo diferente de pago una vez que su empresa comience en noviembre a emitir calificaciones sobre valores respaldados por activos: paquetes de hipotecas, préstamos para automóviles y similares.
Al final del pasillo donde se ubica Kroll Bond Ratings Agency está K2 Global, una firma dirigida por Kroll y su hijo, Jeremy, que asesora sobre los riesgos de hacer negocios en diversos países. Sus clientes a menudo preguntan sobre cómo hacer negocios en Rusia.
Según Kroll, el país está cada vez más administrado por un grupo de personas "que no tiene el más mínimo interés en la existencia de una democracia. Funcionan con los mismos valores que tenían hace 20, 25 y 30 años". Y añade: "Es uno de los pocos lugares en el mundo en donde si realizamos una investigación, es probable que alguien más esté haciendo otra de forma simultánea. Existe una gran probabilidad de que la primera persona a la que haya acudido acabe traicionándolo". La violencia no es inusual en la búsqueda de información empresarial. Aunque no es muy común en EE.UU., el espionaje corporativo en Rusia está al orden del día.
En comparación con Rusia, Kroll es más optimista sobre China, pero advierte que el gigante asiático es "infinitamente más mercantil. Realmente no conozco muchas compañías occidentales que hayan ganado dinero allí... y no hay estado de derecho".
En India, Kroll percibe más potencial para el establecimiento de "sociedades y el éxito mutuo... Tienen un estado de derecho. Sí, hay mucha corrupción, pero es realmente una democracia, y cuenta con una prensa libre".
EE.UU. tiene la suerte de disfrutar de un gobierno relativamente limpio, aunque Kroll también ve una oportunidad para su negocio de calificación: el mercado de valores municipales, donde planea revisar las finanzas de los estados y de las ciudades que emiten bonos, dado que ve "enormes discrepancias en la calidad" de bonos municipales que cuentan con la misma calificación.
"Ese es el tsunami que se nos viene encima", comenta. "Estoy muy entusiasmado con eso".
Fuente: http://online.wsj.com/article/SB128414449629936559.html?mod=WSJ_ESP_CarouselHighglights_1.
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