jueves, noviembre 21, 2024

La extraordinaria historia de Anne Scheiber: pionera mujer inversora


Hoy traigo una historia de una mujer que logró una hazaña extraordinaria.

Anne Scheiber nació el 1 de octubre de 1893 en Brooklyn, Nueva York y murió el 9 de enero de 1995, es decir, vivió hasta los 101 años. Durante años trabajó como auditora para el IRS (siglas en inglés de Internal Revenue Service o "Servicio de Impuestos Internos"). En 1944 se retiró de su empleo, cuando tenía 51 años, y se centró en la gestión de su cartera de inversiones durante los siguientes 51 años de su vida. 

Scheiber nunca ganó un salario superior a los 4.000 dólares al año y, aunque fue una trabajadora ejemplar, nunca recibió un ascenso. Esto probablemente se debía a la discriminación hacia las mujeres en la fuerza laboral de la época, así como las actitudes antisemitas endémicas en las instituciones estadounidenses de élite a mediados del siglo XX. Se dice que, al momento de retirarse tan solo tenía 5.000 dólares ahorrados y una pensión anual de unos 3.100 dólares.

En sus primeros años de vida adulta, Scheiber tuvo una serie de experiencias negativas con corredores financieros en la década de 1930. Al dejar de trabajar pasó los siguientes 50 años estudiando los mercados y acumulando riqueza mientras vivía frugalmente en un apartamento tipo estudio con alquiler regulado en Nueva York. 

A pesar de las experiencias que vivió con la discriminación por ser mujer y judía, al momento de fallecer nuestra heroína sin capa tenía una cartera de acciones de dividendos por valor superior a los 22 millones de dólares, que le generaba más de 750.000 dólares en ingresos anuales por dividendos en el momento de su muerte, lo que convierte a Anne Scheiber en una de las inversoras de dividendo más exitosas de todos los tiempos.

Scheiber tenía nueve hermanos, pero aparentemente tenía pocos familiares o amigos cercanos y nunca se casó. Su padre murió cuando ella era joven y fue criada por su madre, después de que su padre falleciera tras perder dinero en inversiones inmobiliarias, por lo que comenzó a trabajar en su adolescencia para ganar dinero, empezando como asistente contable a los 15 años. A pesar de las dificultades de sus primeros años, Scheiber logró graduarse tanto de la universidad como de la facultad de derecho, aunque decidió trabajar como auditora en el IRS, cuando tendría unos 32 años. Entre sus pocos allegados se encuentran un tal Ben Clark (su abogado) y William Fay (corredor en Merrill Lynch).


A pesar de su riqueza, Scheiber tenía reputación de frugalidad y excentricidad: se cuenta la anécdota de una reunión de accionistas de la que se llevó la comida y la consumió durante los siguientes tres días. Al final de su vida, vivía en el mismo apartamento y vestía la misma ropa que en 1944. Esto es el hábito de "vivir por debajo de sus posibilidades" llevado a su máxima expresión.

Aunque Anne Scheiber no haya tenido un alto salario u obtenido ascensos, aprendió mucho en su trabajo: por ejemplo, que los ricos tienden a invertir en la apreciación de activos que pagan flujos de caja. Si revisamos las declaraciones de impuestos, pronto nos daremos cuenta de que los ricos tienden a ser propietarios de muchas acciones que pagan dividendos, de bienes inmuebles que pagan alquileres y de negocios que generan ingresos para sus propietarios. Esta fue su epifanía, el momento ¡Eureka! que inspiró a Anne a construir su riqueza a través de inversiones de primera clase. La lección que aprendió estudiando las declaraciones de impuestos de otras personas fue que la forma más segura de hacerse rico en América era invertir en acciones.

Según algunas historias, su cartera estaba valorada en 5.000 dólares en el momento de su jubilación. Otras versiones hablan de declaraciones de impuestos más antiguas de la década de 1930 que mostraban un ingreso por dividendos anual de 900 dólares, que fue aumentando con el tiempo. Es posible que su cartera en el momento de su jubilación en 1944 estuviera cerca de $18.000 - $20.000, lo que implica una rentabilidad por dividendo del 4,5% - 5%. Sin embargo, sigue pareciendo impresionante que dejara 22 millones de dólares a la caridad en el momento de su muerte. 

Todo este capital inicial fue el resultado de sus ahorros durante su carrera profesional, en un momento en que pocos americanos poseían acciones. Más más impresionante aún, dado que en un momento perdió dinero invirtiendo en el mercado de valores, después de que una firma de corretaje a través de la cual hacía sus operaciones colapsó en la década de 1930, esfumándose su dinero. Esto fue antes de la aparición de la Securities Investor Protection Corporation ("Corporación para la Protección de Inversores en Valores"). Sin embargo, Anne Scheiber se recuperó y siguió invirtiendo el resto de su vida.

Según su abogado, tenía una tasa de ahorro muy alta, y así pudo acumular su capital inicial para construir su reserva de fondos. Llegó a ahorrar algo así como el 80% de su salario, lo cual es impresionante. Sus posiciones más importantes de 1995 se enumeran a continuación:

Las mayores posiciones de la cartera de Scheiber para 1995 (año de su muerte) en N° de acciones, precio al 11 de diciembre y porcentaje de ganancias. Destacan empresas farmacéuticas (Schering-Plough, Bristol-Myers Squibb), consumo masivo (Pepsico, Coca Cola), retail (Loews), entre otras industriales (Rockeweel, Allied Signal), de servicios (Allewgheny Power System) y petroleras (Unocal, Exxon). Fuente: Dividend Growth Investor, Merrill Lynch, Benjamin Clark

Compró acciones de empresas cuyas actividades entendía, como la farmacéutica, la de bebidas y la de entretenimiento: su cartera incluía participaciones en más de 100 compañías, la mayoría de ellas nombres muy conocidos como Coca-Cola, PepsiCo, Schering-Plough, Bristol-Myers, etc., como vemos en la imagen superior, donde aparecen sus principales posiciones.

Anne se centró en empresas con marcas líderes que incrementaban sus beneficios con el tiempo. Esto aseguraba que el negocio pudiera pagar más en dividendos y aumentar el valor intrínseco.

Su estrategia fue comprar acciones regularmente, y mantenerlas durante décadas. Esto le permitió aprovechar al máximo el poder de la capitalización. Nunca vendió, porque odiaba pagar comisiones. Este fue otro movimiento inteligente, que le permitió aprovechar al máximo cualquier ganancia excesiva. Dejar que los ganadores corran durante décadas es lo que separa a los mejores inversores del mundo de aquellos que tienen carreras de inversión mediocres. 

Muy poca gente tiene la paciencia hoy en día para mantener las acciones durante meses, por no hablar de décadas. Pero esta paciencia es un rasgo que separa a los ganadores de los perdedores, porque da a las compañías tiempo para componer las ganancias, los dividendos y los valores intrínsecos. Como sabemos, a veces las empresas no van a ninguna parte por un tiempo, lo que hace que muchos inversores se rindan y vendan, justo antes de que las cosas empiecen a cambiar. Al convertirse en un paciente inversor a largo plazo, usted estará bien posicionado para aprovechar los pocos ganadores de su bien diversificada cartera.

Ser un paciente inversor de comprar y mantener a largo plazo es beneficioso durante los mercados bajistas, cuando los precios de las acciones caen un 50% o más. Muchos se asustan por estas pérdidas temporales de la cotización, y venden con pánico. Los inversores inteligentes se aferran con fuerza, e incluso aumentan sus posiciones si tienen capital disponible para utilizar. 

Cuando nunca vendes tus acciones, tampoco tienes que pagar impuestos sobre las ganancias de capital a largo plazo. Si dejas tu cartera a la caridad, tampoco hay impuesto sobre el patrimonio. Estamos bastante seguros que Anne disfrutó sabiendo que Hacienda vería una muy pequeña fracción de su patrimonio en forma de impuestos.

Finalmente, reinvirtió sus dividendos, lo que ayudó a aumentar aún más su capital y sus ingresos. En la década de 1980, comenzó a invertir sus considerables ingresos por dividendos en bonos municipales, que pagaban un 8% de interés anual libre de impuestos. Sus ingresos anuales de inversión de 750.000 dólares eran una mezcla de dividendos y ganancias.

La historia de Anne Scheiber es increíblemente inspiradora, ya que nos muestra claramente los pasos necesarios para lograr la independencia financiera, y moldear nuestro estilo de vida de la forma en que lo deseemos. Entre las lecciones que podemos aprender de su experiencia tenemos:

1. Invertir en marcas líderes en industrias líderes.

2. Invertir en empresas con beneficios crecientes.

3. Capitalizar sus intereses para descubrir oportunidades de inversión.

4. Invertir regularmente.

5. Reinvertir los dividendos.

6. Nunca vender las acciones.

7. Mantenerse informado sobre inversiones actuales o futuras.

8. Invertir de manera eficiente en materia de impuestos.

9. Devolver parte de las ganancias a la sociedad.

10. Ser frugal.

Este conjunto de principios puede ayudar a cualquier persona comprometida a terminar con una cartera de dividendos de un millón de dólares.

Es todo por el momento. Espero que el contenido sea provechoso y útil. Hasta la próxima, saludos!

Fuentes: 

Cómo Anne Scheiber ganó 22 millones de dólares invirtiendo en acciones con crecimiento de dividendos (The Finanzial).

- Serah Louis: ‘She ran rings around Warren Buffett’: This IRS auditor secretly turned a $5K nest egg into a $22M fortune — here are the 3 simple strategies that made Anne Scheiber rich (Yahoo Finance/moneywise).

- La enciclopedia libre: Anne Scheiber.

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