martes, junio 18, 2024

La Película de la Quincena: Dumb Money. Roaring Kitty y la saga de Game Stop

Hoy vuelvo a mi sección favorita, con una película que describe perfectamente el espíritu de esta época: Dumb Money, que nos cuenta una historia que ocurrió durante la pandemia y que ha resurgido con mucha fuerzas en las últimas semanas. Esa historia va de Davids contra Goliats, el poder de las redes sociales y, aunque aparecen muchos gatitos, más bien se trata de orcas contra focas y delfines contra tiburones. Veamos:



Dumb Money relata un corto período de la vida de un tal Keith Gill (interpretado por Paul Dano), durante los infames tiempos de la pandemia (2020-2021), tiempo de hibernación y, para muchos, de experimentos sociales (olas de vacunación no previamente testeada, confinamiento de población, capacidad rebasada del sistema de salud y teletrabajo en proporciones masivas nunca antes vistas) que cambiaron radicalmente la forma en que veníamos viviendo y trabajando durante las últimas décadas. Gill es trader certificado, ama rodearse de figuras de gatos (de hecho, su canal de Youtube se llama "Roaring Kitty", algo así como "gatito rugiente") y trabajaba para ese momento en la empresa aseguradora Mass Mutual, no en actividades financieras o especulativas, sino de capacitación, explicando los riesgos intrínsecos de participar en el mercado de valores.

Nuestro protagonista participa bajo el sonoro nickname de Deep Fucking Value (vagamente traducible como "Jodido/jodedor valor profundo") en un foro de la red social Reddit llamado Wallstreetbets ("Apuestas de Wall Street"), donde revisa el mercado de valores y además empieza a subir videos con investigaciones y análisis de acciones, para ayudar a la gente en sus tradings. Parte de la revolución de internet y las tecnologías de información y comunicación, es que ha extendido a toda la población herramientas que antes eran privativas de las élites: un programa de edición de texto o de hojas de cálculo hace 40 años solo era accesible para quienes poseían una computadora de escritorio; pero las notebooks, smartphones y tablets y pads han generado una revolución gracias a la cual segmentos gigantescos de la población pueden editar videos, conectarse entre sí y (¿cómo no?) invertir en bolsa.

Aquí entran otros personajes de la historia: los fundadores de la app Robinhood, el búlgaro Vladimir Tenev y el indio Baiju Bhatt, cuya idea al crear la aplicación era de alguna manera hacer accesible a las masas la posibilidad de acceder a los mercados de acciones y así generar riqueza. Supuestamente no cobraban comisiones por sus servicios y se mostraban impolutos ante los medios, pero la realidad resultaría ser muy distinta.

El tema es que Keith mostraba una gran inclinación por las acciones de la cadena de tiendas de videojuegos y consolas Game Stop (tickr GME), considerando que se encontraba subvalorada por el mercado. Pensemos por un momento en el contexto: en un mundo confinado, donde había que gestionar permisos para salir de casa, con tapabocas y vacunas obligatorios, la incertidumbre de si la pandemia representaría el fin de la humanidad y el esperable colapso económico como consecuencia de la paralización de las actividades productivas, unas tiendas físicas donde se vende la parafernalia del mundo gamer, con el auge de las ventas en línea, no era precisamente lo que se pudiera considerar como un negocio prometedor.

Sin embargo, muchas personas no compartían el parecer de Gill. Y aquí entran los villanos de la historia: los Hedge Funds o fondos de cobertura, y muy especialmente sus managers, los tiburones del mercado por su sed insaciable de sangre (dinero) a toda costa. El "smart money" que desprecia al "dumb money", los minoristas que, como tú y yo incursionan en el mercado de valores con la esperanza de darle valor al producto de su trabajo. Pues resulta que en el mundo del trading o intercambio comercial (y fundamentalmente especulativo) de acciones en bolsa, hay una figura en la cual, en lugar de comprar acciones en la esperanza de que su precio aumente y poder obtener la revalorización del dinero invertido con el paso del tiempo (que es lo normal de los mercados de acciones), los traders apuestan por lo contrario: es decir, a que una determinada acción, por diversas razones, lo hará mal, y en lugar de aumentar de valor, su cotización o precio cae cada vez más. La forma de ganar dinero apostando a la pérdida de valor de una acción son las llamadas operaciones o ventas "en corto".

Una operación en corto implica que un trader pida prestado a un broker (un prestador de servicios de intermediación en bolsas de valores) una determinada acción, en la previsión de que su precio caerá, la venden en el mercado y, cuando se confirma la baja en la cotización, la compran a precio de descuento y la devuelven al broker que les prestó la acción. El margen de diferencia entre el precio de la venta inicial y el de la compra final a descuento es la pura ganancia del trader. Así, en principio todos los involucrados ganan: el trader que se aprovecha de la caída del precio de la acción, el broker que cobra un interés por el préstamo de la acción, el trader que se deshace de una acción cuyo precio está a la baja. Sin embargo, los cortos son una actividad altamente riesgosa, en la que en realidad también hay perdedores: el intercambio de un volumen alto de acciones a la baja alimenta un bucle en el cual se refuerza la caída del precio de las acciones, arruinando a los poseedores del título de valor.

Es aquí cuando la cosa se pone interesante, ya que en el caso de Game Stop, se daba el particular fenómeno de que eran más las posiciones en corto contra la acción de la empresa, que la cantidad de acciones en el mercado (140%). Esto, para gente nostálgica por tiendas de juegos de video como los usuarios de Reddit, era ya demasiado. Porque en un mundo altamente ideologizado como el actual, donde por efecto de las redes sociales las masas se montan en olas de expansión emocional sin mucho razonamiento y toman partido por posiciones pretendidamente justas, solo hace falta una idea que prenda una mecha y extienda el fuego de una revolución. Aunque como los tiempos han cambiado, esas revoluciones son sin sangre y ganando dinero en la bolsa. 

A finales de 2019 Keith Gill manifestó en Reddit que había comprado más de $50.000 en acciones de Game Stop. El carácter decidido de su inversión, su perseverancia y la acción anónima de las redes sociales hicieron el resto: para enero de 2021 el precio de la acción dio un salto exponencial, multiplicando el valor de las posiciones de los que adquirieron la acción desde que Roaring Kitty lo había hecho. Esto generó el llamado Short Squeeze, es decir, el "estrangulamiento de las posiciones cortas", que ocurre cuando todos aquellos tiburones del mercado que apostaban a la caída de las acciones de Game Stop a través de sus posiciones en corto, se encontraron con el hecho de que la cotización de la misma en lugar de caer subía cada día más. Esto genera que usualmente, los fondos de cobertura empiecen a adquirir cada vez más acciones de la empresa, alimentando el bucle de revalorización y aumentando en forma infinitesimal sus pérdidas. Más de un tiburón salió del mercado de forma irrecuperable por las pérdidas generadas por sus posiciones en corto contra Game Stop, como es el caso de Melvin Capital y su fundador y manager, Gabriel Plotkin (interpretado en la película por Seth Rogen):

Yaara Plotkin: How much did we lose today? ("¿Cuánto perdimos hoy?")
Gabe Plotkin: A billion("Mil millones")
Yaara Plotkin: And yesterday? ("¿Y ayer?")
Gabe Plotkin: A billion("Mil millones")

El frenesí desatado por la acción de Game Stop haría que su precio llegara a superar los $200. Keith Gill se encontró a sí mismo millonario de la noche a la mañana, gracias a su perseverancia, a su fidelidad a toda costa a su tesis de inversión y a su inclinación por la inversión de valor. Muchos siguieron su mismo camino, simplemente imitándolo. La debacle entre los "tiburones" fue tal, que a través de oscuros manejos, las plataformas de trading (como Robinhood, pero también e-Toro y otras) debieron deshabilitar el botón de compra de la acción (quedando activo solo el de venta), alegando que no estaban en capacidad de depositar garantías suficientes para cumplir con las órdenes de los usuarios. Estos hechos generaron el inicio de una investigación de la Security and Exchange Comission y también del Congreso de los Estados Unidos. La intervención de Kitty fue un auténtico batacazo, mientras que la de los Hedge Fund managers un fiasco total. 

Keith Gill desapareció de redes poco después de su magnífica intervención ante el Congreso. Sin embargo, hace tan solo un mes reapareció de forma espectacular posteando, luego de más de dos años, una lluvia de memes en su cuenta de X (antes Twitter); impactando de nuevo en el precio de la acción y desatando comentarios entre periodistas y demás envidiosos acerca de su posible intervención en el precio de la acción.

El fenómeno de Game Stop inició la moda de las meme stocks, es decir, aquellas acciones que son destacadas con reverencia a través de redes sociales, llegando a afectar su valor de mercado. Sin embargo, el precio de la acción ha sido fluctuante y no se mantuvo por mucho tiempo en sus máximos históricos. Actualmente, GME cotiza alrededor de $30, pero las posiciones tomadas por Gill en la acción (a través de opciones de inversión) lo han llevado a ocupar la cuarta posición entre los principales inversionistas de la empresa. Nada mal para un simple analista capacitador que se metió a youtuber durante la pandemia y que invirtió sus ahorros en una acción que le parecía atractiva. De película.

¿Qué podemos aprender de Dumb Money?

1. El valor de una buena tesis de inversión: si te gusta y crees en ella, aventúrate y persevera hasta el final. En el mejor de los casos, tu posición se va a la estratosfera; en el peor, seguramente no te irá igual que a Melvin Capital.

Keith Gill: I like the stock! ("¡Me gusta la acción!")

2. El poder del inversionista minoritario o retailer (David) contra las prácticas del gran capital (Goliat): el poder de la masa, cuando está bien coordinada, es imbatible. 

3.  La importancia de las redes sociales: ya no solo para generar redes, sino para que estas últimas desplieguen movimientos hacia fines comunes como ganar plata o hundir a una orca que se aprovecha de la empresa que te gusta.

4. La estupidez de tomar posiciones en corto: demasiado riesgo para tan poca ganancia; es irracional, soberbio e inútil. Al final de la película se indica que el short squeeze de Game Stop disminuyó en un gran porcentaje la toma de posiciones en corto entre los inversionistas y los fondos de cobertura. Una decisión sin dudas inteligente. 

5. El valor de la inversión y, sobre todo, la inversión de valor: en sus videos de Youtube, Gill se ha definido como un inversionista de valor. En otra oportunidad quizás desarrollaré más la idea, pero va de conocer buenos negocios, que te gusten, que se encuentre temporalmente golpeados por el mercado (y los tiburones que apuestan en corto), e iniciar una inversión de largo plazo que apueste por la revalorización de tu acción y, por lo tanto, el crecimiento de tu patrimonio. ¿Te suena el nombre de Warren Buffett? Apuesto que sí. Pues él es la quintaesencia de un inversionista de valor. Y también lo es Keith Gill, a.k.a Roaring Kitty.

Sin duda, una opción altamente recomendable para ver, disfrutar y aprender. Si te gustó la reseña te leo en los comentarios. Hasta la próxima.

Para chequear: 

- "La Rebelión de los pequeños inversores", no muy convincente reseña de Dumb Money en el diario digital español expansión.com.

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