viernes, abril 27, 2012

La adquisición de Instagram por Facebook y la teoría de los costes de transacción

En una nota reciente publicada en la edición digital del Wall Street Journal Américas se reseñaba el modo en que Mark Zuckerberg, Presidente Ejecutivo de Facebook, planificó y ejecutó la adquisición de Instagram, prácticamente en el más absoluto silencio y a espaldas de la Junta Directiva de la gigantesca red social.

Lo que aborda el diario financiero como un ejemplo de la necesidad de las nuevas empresas tecnológicas de responder a los retos que se les presentan con rapidez y los dilemas que ello arrastra, lo hemos visto nosotros como el ejemplo más patente de lo que los economistas llaman disminución de los costes de transacción, noción de capital importancia en el Análisis Económico del Derecho (hasta el punto de ser uno de sus conceptos fundamentales).

Pero entremos primero en contexto con algunos extractos del artículo del WSJ, firmado por Shayndi Raice, Spencer E. Ante y Emily Glazer:

En la mañana del domingo 8 de abril, el joven presidente ejecutivo de Facebook Inc., Mark Zuckerberg, le informó a la junta directiva de la red social que tenía intenciones de comprar Instagram, el popular servicio para compartir fotos.

Fue la primera vez que el directorio escucho sobre lo que más tarde se convertiría en la mayor adquisición de Facebook hasta la fecha, según varias personas al tanto del asunto. Zuckerberg y su contraparte en Instagram, Kevin Systrom, habían pasado los últimos tres días negociando el acuerdo, indicaron las fuentes.

Zuckerberg, que negoció mayormente solo, había estudiado la cifra inicial de Systrom de US$2.000 millones y la logró rebajar a lo largo de varias reuniones a US$1.000 millones. Los ejecutivos se reunieron en la casa del jefe de Facebook en Palo Alto, California.

Fue un camino de tres días notoriamente rápido para Facebook, una joven empresa que se está esforzando por presentarse como una compañía de primer orden en anticipación a su salida a bolsa dentro de pocas semanas, una operación que la podría valorar en hasta US$100.000 millones. Las empresas en general suelen contratar abogados y banqueros para analizar al detalle un acuerdo antes de concretarlo, un proceso que puede llevar desde días a semanas.

Zuckerberg dejó de lado todo eso. Para cuando la junta directiva de Facebook fue alertada, el acuerdo ya estaba cerrado. El directorio, según una persona al tanto del asunto, "fue informado, no consultado"...

Sus defensores sostienen que esto puede ser una ventaja en una industria —servicios en línea y redes sociales— donde las amenazas competitivas pueden surgir con suma rapidez. En el acuerdo de Instagram, una de las preocupaciones de Zuckerberg era que Systrom podría haber reaccionado de forma negativa si lo hubiera contactado a través de abogados, indicaron personas al tanto de la situación. El presidente ejecutivo de Facebook recibió la ayuda de Amin Zoufonoum, director de desarrollo corporativo de Facebook, para finiquitar detalles en una etapa avanzada de las conversaciones, señaló una persona al tanto de la situación.

Esa clase de decisiones rápidas, habituales entre las empresas nuevas que no cotizan en bolsa, se vuelven más complicadas en el mundo más estructurado de las corporaciones de miles de millones de dólares donde pronto operará Facebook...

La maratón de tres días para concretar el acuerdo comenzó el 5 de abril, cuando Zuckerberg llamó por teléfono a Systrom y le pidió que se reunieran. En ese momento, el jefe de Instagram estaba a horas de firmar un acuerdo por US$50 millones con una empresa de capital de riesgo que le daría un valor de US$500 millones a la compañía, que tiene sólo 13 empleados y ningún ingreso. Desde mediados de 2011, Zuckerberg estaba interesado en adquirir Instagram y el fin de semana decidió que era hora de cerrar un acuerdo.

Esa noche, los dos presidentes ejecutivos se reunieron en la casa de Zuckerberg, una residencia de cinco habitaciones y valorada en US$7 millones...

Zuckerberg se preocupó al ver que millones de personas descargaron la versión para Android de de Instagram, ya que se dio cuenta de que Facebook seguía rezagada en aparatos móviles mientras otras empresas innovaban más rápido

Los dos ejecutivos cerraron las negociaciones el domingo con una sesión de 12 horas, señalaron personas al tanto.
Sigamos yendo por partes. Para Wikipedia, "un coste de transacción es un costo incurrido para realizar un intercambio económico, más precisamente una transacción en el mercado". Esta figura fue ampliamente estudiada por Ronald Coase, el "padre fundador" del Law & Economics, en varios artículos publicados en revistas especializadas, y que hoy día son verdaderas joyas en ese campo (entre ellos están "El problema del costo social" -"The Problem of Social Cost"-, véase una traducción en formato PDF aquí y "La Naturaleza de la Empresa" -"The Nature of the Firm"-, cuya versión original pueden chequear aquí).

Dicho concepto es importante, porque en base a él se formula el denominado "Teorema de Coase" (ya tendré oportunidad de hablar con más detalle de él), según el cual, mientras los costes de transacción sean bajos o inexistentes, los derechos y recursos serán asignados eficientemente al uso que más los valore. ¿Consecuencia? Para que una economía sea eficiente (esto es, que la asignación de recursos sea óptima y que, al mejorar la situación de una persona, no desmejore la de otra), es necesario, en general, que los costes de transacción sean bajos. A este desiderátum debería apuntar un ordenamiento jurídico eficiente.

Dicho esto, al prescindir de toda la batería de abogados y asesores que suele acompañar el proceso de adquisición de una nueva empresa por otra más grande, Zuckerberg en realidad redujeron notablemente los costes de transacción, permitiendo, en líneas generales una asignación eficiente de un recurso (en este caso una empresa, Instagram) a quien le otorgaba mayor valor (Facebook).

Claro que esta conclusión debe matizarse, pues igualmente intervendrán abogados y asesores refinando los detalles del acuerdo. Lo relevante en este caso es que la decisión principal, el punto de partida, el primer paso fue dado por los "chivos" de las empresas (Zuckerberg y Systrom). El hecho de excluir de la decisión incluso a la Junta Directiva de la red social, sin dudas redujo drásticamente los costes relacionados con la adquisición de Instagram, tal y como le comentaba en estos días a Sheraldine Pinto, profesora en la Maestría de Derecho Internacional Privado y Comparado de la Universidad Central, quien sabiamente me replicó que habría que ver cómo resultaría el acuerdo y si en realidad la adquisición fue verdaderamente eficiente. Eso lo dirá el tiempo. ¡Que bello es el Análisis Económico del Derecho! ¿No lo creen?