martes, julio 30, 2024

El principio de Pareto (80/20) no era de Pareto

El famoso principio de Pareto postula que "el 80% de los efectos proviene del 20% de las causas". Esta regla para optimizar procesos, también conocida como regla del 80/20, principio de escasez de factores o ley de los pocos vitales, es muy conocida y aplicada en muchos ámbitos: ventas, organización, productividad, administración y toda posible área del quehacer humano.

Se denomina así en honor al economista y sociólogo francoitaliano Vilfredo Pareto  (París, 1848 - Céligny, 1923). Graduado en Ingeniería en el Instituto Politécnico de Turín, se dedicó a la administración en la industria de ferrocarriles y luego a enseñar economía en la Universidad de Lausana (Suiza), donde sucedió en la cátedra de economía a uno de los precursores de la economía contemporánea, León Walras.

Vilfredo Pareto.

Pareto fue un liberal clásico, aunque al final de su vida derivó hacia un elitismo muy crítico de la democracia y del socialismo en general (y el marxismo en particular). Sus obras principales de economía son el "Cours d'economie politique" (Curso de economía política, 1896) y el "Manuale di economia politica" (Manual de Economía Política, 1909) y, en el campo de sociología, el "Tratato di Sociologia Generale" (Tratado de Sociología General, 1916), además de multitud de artículos y monografías tanto en economía como en sociología.

Su legado incluye teorías económicas como las "curvas de indiferencia" (que profundizan los conceptos de utilidad e indiferencia y afinan la teoría de la demanda) y la economía del bienestar, donde formuló un concepto de "eficiencia" (como el estado en el que no es posible mejorar la situación de una persona sin empeorar la de otra); además, elaboró teorías sociológicas como el "ciclo social", profundizando el concepto de "élites". Aparentemente, en alguna de sus obras se refirió a la distribución de las tierras, indicando que un porcentaje mayor de tierras estaba distribuido en pocas manos y una proporción inferior se repartía en un gran número y este sería el origen del principio al cual me refiero hoy. O al menos esta premisa se repite en casi todas las fuentes que se refieren a él.

Hemos hecho la tarea y nos hemos ido a la edición original del Curso de Economía Política, Tomo II. En el Libro III, referido a la Distribución y el Consumo, Pareto estudia la Curva de los Ingresos, analizando los impuestos de varios países durante varios períodos de tiempo, Pareto se percata de los distintos estratos de contribuyentes en función de los ingresos, intentando determinar si la distribución de la riqueza es un tema de simple azar o no. Un tema que se nos antoja súper actual, sin duda.


Con un bagaje gráfico, matemático y estadístico, Vilfredo Pareto analizó, a partir de datos tributarios de varios lugares y épocas, la distribución de los ingresos: así, un grupo mayoritario de población paga menos impuestos (por lo tanto, tiene un ingreso bajo), mientras que un número inferior tributa montos mayores (en función de sus altos ingresos). Es decir, que la cantidad de personas se invierte en relación al aumento o disminución de sus ingresos, según el caso: unos pocos ganan mucho, mientras que muchos ganan poco. Sin embargo, Pareto no indicó propiamente una proporción constante de 80-20.

A partir de ese análisis, Pareto llega a conclusiones brillantes, que hoy día no son ningún secreto para nosotros: en primer lugar, la distribución de la riqueza no es obra del azar; por otra parte, ni el aumento del ingreso mínimo, ni la disminución en la desigualdad del ingreso pueden producirse aislada o cumulativamente si el ingreso total no crece más rápido que la población. Vamos, que para poder disminuir la pobreza y la desigualdad, es preciso que la producción de bienes y servicios aumente a una tasa más rápida que la población. 

Volviendo a nuestro asunto, ¿fue en realidad Vilfredo Pareto quien formuló el principio del 80-20, como lo menciona la casi totalidad de los artículos en internet? Todo indica que no. Y es que la idea de la "regla de Pareto" surgió de la mente de un ingeniero de origen rumano, Joseph Moses Juran (Braila, 1904 - Rye, 2008), perteneciente a una familia judía que emigró a los Estados Unidos en 1912, huyendo del antisemitismo común en Europa por entonces.

Joseph Moses Juran

Juran se graduó en Ingeniería Eléctrica en la Minnesota University y trabajó en el departamento de "atención de quejas" de la empresa Western Electric, de la cual llegaría a ser el jefe unos años después y poco a poco se convirtió en un as del control de calidad, escribiendo varias obras fundamentales en la materia. En un artículo llamado "The Non-Pareto Principle; Mea Culpa" ("El Principio de No-Pareto; Mea Culpa"), Juran narra el equívoco según el cual formuló bajo el nombre del economista italiano, una regla que mucho tiempo antes otras personas habían intuido:

The "Pareto principle" has by this time become deeply rooted in our industrial literature. It is a shorthand name for the phenomenon that in any population which contributes to a common effect, a relative few of the contributors account for the bulk of the effect.
Years ago I gave the name "Pareto" to this principle of the "vital few and trivial many." On subsequent challenges, I was forced to confess that I had mistakenly applied the wrong name to the principle.1 This confession changed nothing – the name "Pareto principle" has continued in force, and seems destined to become a permanent label for the phenomenon.
[El "Principio de Pareto" se ha enraizado profundamente en nuestra literatura industrial. Es un nombre taquigráfico para el fenómeno de que en cualquier población que contribuya a un efecto común, unos pocos contribuyentes cuentan para una masa de los efectos.
Años atrás le di el nombre de "Pareto" a este principio de los "pocos vitales y muchos triviales". En desafíos posteriores, me vi forzado a reconocer que le apliqué erróneamente el nombre equivocado al principio. Esta confesión no cambió nada -el nombre de "Principio de Pareto" ha continuado en vigor, y parece destinado a convertirse en la etiqueta permanente del fenómeno].

Aunque al formular su regla de 80-20 Juran se pudo haber inspirado en un principio en el análisis de Pareto para la distribución de la riqueza, lo cierto es que no se limita al ámbito de la distribución de riqueza, sino a cualquier situación en las que se encuentra un equilibro en la distribución desde el menor número (desde lo "pequeño") hacia el mayor (lo "grande"). Por ejemplo: 

- Juran lo aplicó a la calidad industrial: unos pocos defectos causan la mayor parte de los problemas.

- El tamaño de los asentamientos humanos (hay pocos centros urbanos grandes -ciudades-, muchos asentamientos pequeños -aldeas/pueblos-; los primeros concentran la mayor cantidad de población, los últimos menor cantidad).

- La gestión del tiempo en los proyectos: tareas insignificantes absorben la mayor parte del tiempo y los recursos.

- Las reservas de petróleo (hay muchos yacimientos pequeños, pocos grandes).

- La rentabilidad estandarizada de los precios de las acciones individuales: por ejemplo, en el índice S&P500, el mayor número de acciones ofrecen un rendimiento bajo a medio, mientras que pocas acciones (como las "siete magníficas": Microsoft, Nvidia, Apple, Google, Meta, Amazon, Tesla) concentran los mayores rendimientos.

Lo anterior no le resta méritos a la obra de Pareto. Sus escritos sirvieron de inspiración y por sí solos justifican sobradamente que el principio tome su nombre. En un acto de honestidad intelectual (ya que perfectamente podía haber reclamado el título de "Principio de Juran"), el rumano lo reconoce y también añade que esa regla ya había sido intuida por otras personas mucho antes que él.

Hay un número prácticamente ilimitado de ejemplos en los que se puede aplicar la regla 80/20 en los negocios y en la vida personal (80% de las ganancias son generadas por el 20% de los clientes, 80% de las quejas vienen del 20% de los clientes, 80% de nuestros temas de calidad ocurren con el 20% de nuestros productos; 20% de los donantes proveen 80% de fondos; 20% de los empleados son responsables por 80% de las licencias médicas; 20% de mis ideas generan 80% del tráfico en mi blog...). Aunque la proporción sea arbitraria y pueda variar, la esencia del principio sigue siendo poderosa: identificar las causas predominantes para enfocar los esfuerzos y recursos propios de manera más efectiva.

¿Cómo puedo aplicar el principio de Pareto en la vida y en los negocios?

El principio de Pareto es una herramienta útil para ayudarte a priorizar y manejar el trabajo en tu vida, aumentar la productividad y optimizar recursos y procesos. Para poder aplicar, puedes seguir los siguientes pasos:

1.- Identifica: pregúntate cuál es la situación o problema que deseas solucionar, analiza cuáles son sus causas y las actividades y áreas que pueden ser clave para solucionarlo o ejecutarlo. Haz un mapa más o menos preciso de tus procesos y actividades, ubicando aquellos que son críticos para tus resultados.

2.- Prioriza: organiza las actividades desde las más importantes a las que lo son menos y concédele mayor importancia, atención y tiempo a las que son más relevantes para tus resultados. 

3.- Delega/Elimina: considera eliminar o delegar las tareas según su valor. Si alguien lo puede hacer igual de bien o mejor que tú, derívalo; en cambio, si la tarea no aporta ningún valor, elimínala.

4.- Enfócate: asígnale tu tiempo más productivo a a las tareas más importantes sin malgastar tu energía y atención a lo secundario.

5.- Monitorea los resultados. Si es necesario, comienza nuevamente por el punto 1.

Espero que esta información sea útil para tí. Compártela y comenta. Nos vemos en una próxima ocasión.

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