sábado, marzo 03, 2012

Sentido común sobre la inflación (y IV)

Milton Friedman abunda sobre los efectos secundarios de la única solución posible a la inflación (solución que, recordemos, se ubica en la reducción de la tasa de crecimiento de la oferta monetaria). Sin embargo, tales efectos secundarios (una cifra de paro más elevada y una tasa de crecimiento económico menor -lo que no necesariamente significa un desempleo estratosférico, ni tampoco decrecimiento o recesión, sino, si las medidas son bien gestionadas, un desempleo un poco mayor y un crecimiento un poco más ralentizado-) no deben confundirse con las medidas principales, es decir: no se combate la inflación con más desempleo y menos crecimiento, sino que éstos son, tan sólo, los efectos secundarios de la restricción de la oferta monetaria:
"...un crecimiento económico menor y un desempleo más elevados no son remedios para la inflación. Son los efectos secundarios de una solución adecuada. Muchas políticas económicas que impiden el crecimeinto económico y aumentan el desempleo, pueden al mismo tiempo incrementar la tasa de inflación. Esto es cierto en el caso de algunas de las políticas que se han utilizado: controles esporádicos de precios y salarios, una creciente intervención estatal en la actividad económica, todo acompañado con un gasto público cada vez mayor, y de un crecimiento rápido de la cantidad de dinero".

Recomiendo visitar esta entrada del Blog Inversión y chequear la explicación sobre la relación entre la emisión de bonos promovida por la Fed (y su Presidente, Ben Bernanke) y la inflación en los Estados Unidos.

Pero, ¿cuál es la razón por la que se producen esos efectos?, y ¿por qué las medidas contra la inflación tardan tanto en dar resultados? Friedman expresa, al respecto:
"Estos efectos secundarios son desagradables, de modo que es importante comprender las razones debido a las cuales ocurren e intentar encontrar los medios para mitigar dichos efectos... Se producen porque las tasas variables de crecimiento de la oferta monetaria dan origen a un estancamiento del flujo de información transmitida por el sistema de precios, que provoca respuestas erróneas por parte de los agentes económicos, lo que lleva algún tiempo superar".

Ahora bien, ¿cómo debería, en principio, funcionar el remedio para la inflación? Su actuación se explica, en términos sencillos, en el siguiente CICLO DE CONTROL INFLACIONARIO:
"La reducción inicial del gasto se interpreta como una disminución de la demanda de productos concretos, que, tras un intérvalo, conduce a una baja en la producción y en el empleo. Tras otro ínterin, la inflación disminuye, y va acompañada a su vez por un aumento de la producción y el empleo...

Los cambios que se producen en las tasas de crecimiento de la oferta monetaria y en la inflación ponen en marcha todos estos ajustes. Si el aumento de la oferta monetaria fuera continuo e importante, de modo que, digamos, la tendencia anual de aumento de los precios fuera de forma constante alrededor de un 10 por ciento, la economía podría ajustarse a dicha tasa. Todo el mundo anticiparía una inflación de este monto; la subida de los salarios sería un 10% mayor que la que de otro modo se produciría; el comportamiento de los tipos de interés sería el mismo, a fin de compensar al prestamista este efecto inflacionario; los tipos impositivos se ajustarían a la inflación, y así sucesivamente
".

¿Es posible disminuir los efectos secundarios de la reducción del crecimiento de la oferta monetaria? ¿Se pueden implementar políticas que ayuden tanto a disminuir la inflación como a "morigerar" sus efectos, en el marco de un plan macroeconómico? Aparentemente sí. La cuestión depende tanto de la voluntad política de los responsables de las medidas para combatir la inflación, así como del grado de compromiso y la seriedad y acierto con las que se tracen e implementen aquellas:
"No conocemos ningún ejemplo en la historia en el que un período inflacionario haya acabado sin que se produjera una época intermedia de crecimiento económico lento y un desempleo mayor que el acostumbrado.

...Sin embargo, es posible mitigar dichos efectos ecundarios, suavizarlos.

El instrumento más importante para moderar estas consecuencias consiste en reducir la inflación gradual, pero continuamente, mediante una política anunciada de antemano y que reciba el apoyo de los distintos grupos del país, de modo que sea creíble.

La razón de la progresividad y la notificación previa de la política económica que se va a poner en práctica consiste en dar a la gente tiempo para que reajuste sus acuerdos y medidas, y para inducirla a que lo haga
".

De manera que, con la anticipación e información de las medidas, los agentes económicos podrían completar, renovar o renegociar sus contratos, planes y previsiones para el período de corrección inflacionaria. Friedman propone varios mecanismos desde el punto de vista microeconómico para hacer frente al reto de abatir a la inflación, como los reguladores automáticos de inflación, insertos en los contratos de largo plazo como "cláusulas móviles" (aplicables, por ejemplo, a los contratos laborales, de alquiler e incluso a los créditos). ¿Qué no es tan buena idea para paliar estos efectos secundarios? Los controles de precios:
"Como remedio a la inflación se proponen a veces los controles de precios y salarios. Recientemente, como se ha demostrado que los controles no constituyen una solución, se han solicitado como un instrumento para mitigar los efectos secundarios de la eliminación de aquella. Ciertos individuos mantienen que cumplirá esta función persuadiendo a la opinión pública de que la intención del gobierno de atacar la inflación es seria. A su vez, se espera que la actuación de los controles disminuya las anticipaciones de un aumento futuro de los precios que se encuentran en las condiciones de los contratos a largo plazo...

Para alcanzar este objetivo, los controles de precios y salarios son contraproducentes. Distorsionan la estructura de precios, reduciendo la eficiencia con la que el sistema trabaja. La menor producción resultante que se obtiene aumenta los efectos secundarios adversos que la eliminación de la inflación provoca en vez de reducirlos. Los controles de precios y salarios malgastan trabajo, tanto debido a las distorsiones que se producen en la estructura de precios como en la inmensa cantidad de horas que se consumen en la preparación, puesta en marcha y evasión de los controles de precios y salarios. Estos efecots son los mismos, sean los controles obligatorios o 'voluntarios'.

En la práctica, como es sabido, los controles de precios y salarios se han utilizado casi siempre como sustitutos, más que como complementos, de las restricciones monetarias y fiscales. Esta experiencia ha conducido a los particulares en el mercado a considerar la imposición de los controles sobre los precios y salarios como una señal de que la inflación está creciendo, y no al revés. Por lo tanto, les ha llevado a aumentar sus expecatativas de aumento de precios más que a reducirlas.

Estos mecanismos a menudo parecen efectivos durante un cierto tiempo tras su imposición. Los precios regulados, aquellos que entran en los números índice, se mantienen bajos porque constituyen medios indirectos para aumentar los precios y salarios: disminuyendo la calidad de los bienes producidos, eliminando servicios, promocionando a los trabajadores, etc. Pero entonces, una vez que los métodos simples para evadir los controles se agotan, se acumulan las distorsiones, las presiones que éstos habían suprimido alcanzan su punto de ebullición, las cosnecuencias adeversas emperoan cada más y todo el progra se viene abajo. El resultado final consiste en más inflación, y no menos. A la luz de la experiencia de cuarenta siglos, sólo la perspectiva a corto plazo de los políticos y los electores puede explicar el recurso repetido a los controles de precios y salarios
".

En conclusión, recapitulando las tres entradas anteriores dedicadas al tema, podemos sostener, junto con Milton Friedman, las CINCO VERDADES SOBRE LA INFLACIÓN:

1) Que se trata de un fenómeno monetario causado por un aumento más rápido de la cantidad de dinero que de la producción de bienes y servicios, siendo muy variadas las causas de ese incremento de la oferta monetaria.

2) En el mundo contemporáneo, es el Estado (y sólo él) el que determina la cantidad de dinero existente en la economía. Es decir, el Estado es el causante por antonomasia de la inflación.

3) Sólo existe un remedio a la inflación: una tasa menor de incremento de la cantidad de dinero (oferta monetaria).

4) La inflación, para desarrollarse, necesita un cierto período de tiempo (medido en años y no meses). También es necesario, en consecuencia, que transcurra un plazo determinado (ni corto, no mediano, sino un largo plazo) para eliminarla.

5) Es inevitable la existencia de efectos secundarios desagradables en la erradicación de la inflación, como un mayor desempleo y un crecimiento más lento, pero también se pueden suavizar con una implementación gradual de las medidas de control, entre otros mecanismos en mano de los agentes económicos.

Finalmente, tras estas palabras cargadas de sentido común sobre la inflación, sus causas, consecuencias, medidas para combatirla, así como los efectos secundarios de ésta sobre la economía y la forma en que pueden amortiguarse, concluimos con las palabras que cierran el capítulo 9 de "Libertad para Elegir", de Milton y Rose Friedman, dedicado a la inflación:
"Una falsa dicotomía nos ha desorientado: inflación o paro. Esta opción es falsa. La alternativa real consiste sólo en si nos enfrentamos a un desempleo más elevado como consecuencia de unos precios más altos o debido a un efecto tempoiral secundario para eliminar la inflación".


Este video es uno de los capítulos de la serie de documentales televisados "Libre para Elegir", que dio origen al libro del mismo nombre, cuyo capítulo 9, dedicado a la inflación, hemos reseñado en las cuatro últimas entradas de Gestión Inteligente.

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