Hoy se cumple un año del fallecimiento de Henry Kissinger (27 de mayo de 1923, Fürth, Alemania - 20 de noviembre de 2023, Kent, Connecticut, Estados Unidos) destacado político y diplomático estadounidense y personaje controversial donde los haya. Su familia, de origen judío, emigró a Estados Unidos en 1938 para escapar de la persecución nazi. Kissinger obtuvo la ciudadanía estadounidense en 1943 y sirvió en el ejército durante la Segunda Guerra Mundial.
Kissinger estudió Ciencias Políticas en la Universidad de Harvard, donde también enseñó antes de entrar en la política activa con el Partido Republicano. En 1968, el presidente Richard Nixon lo nombró asesor de seguridad nacional, y en 1973, secretario de Estado. Durante su mandato, Kissinger fue una figura clave en la política exterior de Estados Unidos, promoviendo la distensión con la Unión Soviética y el acercamiento a China.
Kissinger jugó un papel crucial en las negociaciones para poner fin a la Guerra de Vietnam y en los esfuerzos de paz en Oriente Medio, lo que le valió el Premio Nobel de la Paz en 1973.
Por lo tanto, a él se le atribuyen tres acontecimientos de la política exterior estadounidense: la firma de los acuerdos de paz con Vietnam del Norte (1973), el soporte estratégico para el golpe contra Salvador Allende en Chile (1973) y la apertura de relaciones diplomáticas con la China comunista (1979).
Tras su retiro de la política activa, continuó influyendo en la política internacional como asesor y autor de varios libros sobre relaciones internacionales.
Kissinger y la Guerra de Ucrania
Nuestro personaje demostró un gran conocimiento y experticia en materia de relaciones internacionales hasta el último momento. Autor de libros como Un Mundo Restaurado, su magistral tesis doctoral sobre transformación del paisaje europeo por el conde Klemens von Metternich, así como el monumental Diplomacia; en 2022 publicó un breve artículo donde detallaba los antecedentes, orígenes, presente y futuro de lo que se prefiguraba en ese entonces como la guerra entre Rusia y Ucrania.
Para conseguir la paz, un primer paso importante es comprender qué hay realmente en el corazón y la mente del adversario, entender cómo piensa y cómo ve el mundo. Normalmente refleja alguna aspiración y entonces uno debe decidir si las aspiraciones del adversario son absolutamente incompatibles con los principios de uno mismo.
Alguien ha dicho que las diferencias entre los hermanos pequeños las ventilan y resuelven los padres; entre la gente común, las autoridades; entre las naciones, la paciencia, la tolerancia, la agudeza y la inteligencia de sus diplomáticos. Cuando las diferencias llegan a un punto donde parecen insolubles, solo las puede solucionar la sabiduría.
Con demasiada frecuencia la cuestión de Ucrania se plantea como un enfrentamiento: si Ucrania se une al este (el occidente atlántico y euroamericano) o al oeste (el mundo euroasiático). Pero Kissinger reconocía que, para que Ucrania sobreviva y prospere, no debe ser un punto de avanzada de ninguno de los lados contra el otro: debe funcionar como un puente.
Se puede afirmar de los conflictos bélicos (y de las dictaduras) que se sabe cuándo comienzan, pero no cuándo terminan. Los expertos más connotados prevén costos humanos y financieros que siempre son desbordados en proporciones incuantificables por la sangre y el horror.
Advertía Kissinger, con la frialdad y el conocimiento que le han dado el estudio de las relaciones internacionales y una vasta experiencia, que Rusia debe aceptar que forzar a Ucrania a convertirse en un satélite, y empujar, por lo tanto, una nueva modificación de las fronteras de Rusia, condenaría a Moscú a repetir su historia de ciclos de presiones recíprocas con Europa y Estados Unidos.
Por otra parte, urgía a Occidente comprender que, para Rusia, Ucrania no puede ser simplemente un país extranjero. La historia rusa comenzó en Ucrania. La historia rusa comenzó en lo que se llama la Rus de Kiev. La religión rusa se extendió desde allí. Ucrania ha sido parte de Rusia durante siglos… La flota del Mar Negro, el medio de Rusia para proyectar su poder en el Mediterráneo, tiene su base en arrendamiento a largo plazo en Sebastopol, en Crimea. Incluso disidentes tan famosos como Alexander Solzhenitsin y Joseph Brodsky insistieron en que Ucrania era una parte integral de la historia rusa.
El mismo Kissinger, al definir la política exterior como el arte de establecer prioridades, con severidad juzga críticamente a la Unión Europea: Su morosidad burocrática y la subordinación de la estrategia a la política interna en las relaciones de Ucrania con Europa contribuyeron a convertir una negociación en una crisis.
A casi 3 años de operaciones militares, han sido devastadores los resultados sobre la vida de los ucranianos, tanto civiles y militares, la infraestructura vial, puertos, aeropuertos, industria y comercio. Los efectos sobre la economía del resto del mundo no se han hecho esperar. Los costos de energía, la estabilidad de los mercados financieros y las exportaciones agrícolas empiezan a mostrar las consecuencias del conflicto.
Los más importantes argumentos para explicar el corazón del problema, según Kissinger, eran los esfuerzos radicales, constantes y sistemáticos de Víctor Yanukóvich y su principal rival político, Yulia Timoshenko, por imponer su voluntad. Eran las dos facciones rivales de Ucrania, ninguna de las cuales estaba dispuesta a compartir el poder.
Según Kissinger, una política sabia de Estados Unidos hacia Ucrania debía buscar la manera de que esas dos partes del país cooperaran entre sí. Recomendó buscar la reconciliación, no el predominio de una facción sobre la otra. En el caso de Rusia, continuó, Putin debe darse cuenta de que, cualesquiera fuesen sus quejas, una política de imposición militar producirá otra Guerra Fría. Por su parte, Estados Unidos necesita evitar tratar a Rusia como un rival aberrante y maligno para pasar a enseñar diplomática y políticamente las reglas de conducta establecidas por Washington.
Las recomendaciones del veterano diplomático para evitar una escalada militar incluían lo siguiente:
- Ucrania no debía unirse a la OTAN.
- Ucrania debía tener derecho a elegir libremente sus asociaciones económicas y políticas, incluso con Europa (lo que en última instancia no deja de ser una recomendación antitética con la anterior).
- Ucrania debe ser libre e independiente para crear cualquier gobierno compatible con la voluntad expresa de su pueblo.
- Ucrania internacionalmente debería perseguir lograr conseguir una posición realmente independiente, como Finlandia (desde abril de 2023, Finlandia es miembro de la OTAN).
- Ucrania, para lograr ese objetivo, requiere reclamar la soberanía sobre Crimea.
Detengámonos un poco más este punto. Para Kissinger, es inaceptable, con las reglas del actual orden mundial, que Rusia se anexe Crimea. Pero podría ser posible poner las relaciones de Crimea con Ucrania sobre unas bases menos tensas. Con ese fin, Rusia reconocería la soberanía de Ucrania sobre Crimea. Ucrania reforzaría la autonomía de Crimea mediante elecciones libres con observación internacional. Este proceso tendría que eliminar cualquier ambigüedad o duda acerca del status de la flota del Mar Negro en Sebastopol.
Lo cierto es que Rusia no sólo se anexionó Crimea en violación del Derecho internacional, sino que la aseguró con la ocupación posterior de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia.
Para Kissinger, estos eran principios, no prescripciones.
Sin embargo, la guerra aun está lejos de terminar, el avance ruso sobre el territorio ucraniano ha sido constante (aunque pírrico, dadas las gigantescas pérdidas en equipo militar y vidas humanas) y el ejército ucraniano ha logrado mover el teatro de operaciones hacia territorio ruso. Bajo esas perspectivas, una pausa en el conflicto, y mucho menos su solución, parece improbable.
Más allá de la clarividencia y las advertencias de Kissinger, la posibilidad de que el conflicto continúe escalando hacia un evento de proporciones globales aún sigue latente.
El "Decálogo del Buen Gobierno"
El economista argentino Juan Carlos de Pablos, en un artículo de lectura deliciosa, formula el siguiente Decálogo del buen gobierno según Henry Kissinger, sobre la base de la lectura de sus Memorias:
1) Los académicos pueden quedarse en el plano de las conclusiones; los gobernantes no tienen más remedio que llegar hasta las políticas… y la diferencia no es poca;
2) En el gobierno se aprende cómo tomar decisiones, pero no qué decisiones hay que tomar;
3) Como las decisiones las toman los hombres, el elemento psicológico es insoslayable;
4) La decisión es normalmente negociación. Negocia bien quien se prepara bien; quien negocia cuando todo parece ir bien; quien no se decide en la primera ronda de negociaciones; y quien –habiendo decidido qué quiere– salta rápidamente a la posición deseada y desde ahí hace pocas concesiones;
5) En épocas de crisis, lo único seguro es ser audaz y no aflojar hasta que la crisis haya pasado;
6) Solo en retrospectiva los hechos parecen inevitables; solo en retrospectiva se advierten los hitos; la oportunidad nunca se convierte automáticamente en realidad;
7) La burocracia no sabe generar alternativas genuinas. Siempre rodea su opción preferida con un par de alternativas absurdas;
8) La prensa es hoy un árbitro para los acontecimientos internacionales que es imposible ignorar;
9) Uno se “debe” al presidente, porque lo nombró. Hay que decirle la verdad, hay que socorrerlo espiritualmente, no hay que irle con cuestiones de poca importancia. No se debe esperar que el gabinete nacional sea una institución de pensamiento independiente;
10) Las transiciones iniciales de todos los gobiernos son breves, llenas de ingenuidad, y rara vez preparan para lo que viene; las transiciones finales son tristes, y no siempre uno tiene el valor de no criticar al que le sigue en el cargo.
Al hacer unas reflexiones sobre el liderazgo inspiradas por el diplomático germano-americano, el argentino concluye con una reflexión que nos parece fascinante, muy a propósito para los tiempo turbulentos e inciertos de ahora:
En la realidad “las balas son de verdad, no de fogueo” [en Chile hay un refrán popular que calza como anillo al dedo: "otra cosa es con guitarra"]; no estamos en el mundo de las monografías, sino en el de la decisión entre presidentes de distintas naciones. Entidades soberanas, que encima manejan armas. Quienes hoy viven angustiados, materia prima no les falta.
Rest in peace, Mr. Kissinger.
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