martes, agosto 27, 2024

En defensa de Europa: una interesante carta de Alex Karp (CEO de Palantir)

 
Alex Karp, CEO de Palantir.

A continuación ofrezco la traducción de una remarcable carta a los accionistas del Chief Executive Officer (CEO, Director Ejecutivo) de la empresa Palantir Technologies, Alex Karp. Y es remarcable no sólo porque su contenido va más allá de las estrictas consideraciones económicas que puede expresar el Director Ejecutivo de una empresa tecnológica, sino porque también se refiere a un tema complejo con un bagaje intelectual muy bien estructurado.

Alex Karp es el actual CEO de Palantir Technologies, una empresa de software especializada en análisis de macrodatos, de la cual es uno de los cofundadores, junto con Peter Thiel, Joe Lonsdale, Stephen Cohen y Nathan Gettings. Palantir se dedica a integrar y analizar grandes volúmenes de datos de diversas fuentes, con un fuerte enfoque en la seguridad. Sus productos: Gotham, Apollo, Foundry y AIP (Artificial Intelligence Platform, su "Plataforma de Inteligencia Artificial"), son utilizados por agencias gubernamentales y empresas privadas (como la norteamericana Airbus, la brasileña Globo y la italiana Ferrari) para resolver problemas complejos, tanto en el ámbito gubernamental, como corporativo. Un dato curioso es que el nombre “Palantir” proviene de las piedras videntes de la obra “El Señor de los Anillos” de J.R.R. Tolkien, que permitían ver eventos en diferentes partes del mundo.

Saruman con el Palantir.

Nacido el 2 de octubre de 1967 en Nueva York, Doctor en Jurisprudencia de la Universidad de Stanford y con un doctorado en teoría social neoclásica de la Universidad Goethe de Frankfurt (Alemania), Karp es conocido por sus opiniones provocadoras (se define como socialista y anti-woke, por ejemplo) y por su enfoque pragmático en los negocios. Ha defendido el uso de la inteligencia artificial en el ámbito militar, argumentando que es una tecnología peligrosa pero necesaria para no dar ventaja a los enemigos. Bajo su liderazgo, Palantir ha trabajado con diversas agencias gubernamentales, incluyendo la CIA y el Departamento de Defensa de EE.UU. Su enfoque poco convencional en los negocios se caracteriza por aspectos claves como:

- La valoración de la ética en el uso de la tecnología: bajo su liderazgo, Palantir se ha comprometido a utilizar la tecnología de manera responsable, especialmente en áreas sensibles como la seguridad nacional.

- Innovación y adaptabilidad: Karp cree en la necesidad de innovar constantemente y adaptarse a los cambios. Palantir ha desarrollado soluciones de análisis de datos que se utilizan en una variedad de sectores, desde la defensa hasta la salud pública. Esta adaptabilidad ha permitido a la empresa crecer y mantenerse competitiva en un mercado feroz y en constante evolución.

- Transparencia: Karp es conocido por su estilo de comunicación directo y transparente. No teme abordar temas controvertidos y es franco sobre los desafíos y las oportunidades que enfrenta su empresa.

- Enfoque en el cliente: Karp pone un fuerte énfasis en entender y satisfacer las necesidades de sus clientes. Palantir trabaja estrechamente para desarrollar soluciones personalizadas que aborden problemas específicos de sus clientes, lo que ha sido clave para el éxito de la empresa.

Con motivo de la invasión rusa a Ucrania, Karp dirigió una carta a los accionistas de Palantir, exponiendo el papel central que juegan las empresas contemporáneas de tecnología (y en particular su empresa de servicios de software) en garantizar la seguridad. Más aún, Karp se aventura a sugerirle a Europa la necesidad de que desarrolle una industria de tecnología de defensa con motivo de los hechos en desarrollo desde 2022. La carta es un breve compendio de filosofía social y política de corte liberal, relaciones internacionales y hábil marketing, como veremos a continuación:  

In Defense of Europe
(En defensa de Europa)
Carta del Director Ejecutivo (CEO)
Marzo 10, 2022

Los hechos de la historia siempre han sido inconvenientes para aquellos cuyas convicciones sobre su supuesto arco son más fuertes.

Ahora está claro que la fantasía de una paz duradera y perpetua en Europa era prematura, en el mejor de los casos.

Un deseo de coherencia en las creencias que mantenemos es a menudo tan fuerte que rasgos disonantes y característicos del mundo son descartados a favor de una concepción preexistente de como deberían ser las cosas.

Pero la combinación, por parte de aquellos que están en el poder, de lo que es y debería ser -la mezcla de relatos descriptivos y normativos del mundo- persiste en el centro de la crisis actual. La mera creencia, a menudo ferviente, de que las naciones deben solucionar sus desacuerdos a través del discurso contribuye muy poco a limitar el uso de la violencia por parte de un país para promover sus fines políticos.

La guerra en Europa oriental surge de una suspensión colectiva de la incredulidad por parte de aquellos cuya excesiva confianza en las últimas décadas en el poder bruto de sus ideales permitió que el equilibrio del poder en Europa cambiara.

Colectivamente hemos estado tan seguros durante tanto tiempo de que la historia había terminado, que las cuestiones morales más significativas han sido esencialmente resueltas, que continuamos confrontando el desmoronamiento de la historia con algún grado de conmoción silenciosa.

Una falta de interés genuino en los cambios en las ambiciones y capacidades nacionales puede ser fatal para aquellos que preferirían imponer su visión de un arco histórico apropiado al camino inconexo de la historia, antes que a investigar su complejidad.

Estas visiones de la historia, sus ritmos y aparentes contradicciones, han informado la forma en que nuestra compañía se ha organizado a sí misma para el propósito de construir un software y los productos específicos de software que hemos elegido construir.

Cuando fundamos nuestra compañía, se asumía ampliamente que la única manera de combatir eficazmente el terrorismo era construir plataformas de software que asistieran al estado en recopilar cada fragmento de información y evidencia sobre sus ciudadanos sin preocuparse por sus derechos. Rechazamos esta premisa desde el inicio.

Nuestro negocio ha crecido a lo largo de los años precisamente porque rechazamos construir lo que el mercado pensaba que quería y hacer realidad la fantasía equivocada de un Estado omnisciente. Los controles de acceso, la protección de seguridad y privacidad y los límites de uso que incorporamos a nuestras plataformas de software -esto es, las limitaciones al poder de dicho software así como sus fortalezas contra el mal uso- son lo que preservan nuestra libertad colectiva.

Pero Europa y sus aliados no deben olvidar que las relaciones entre el poder vulgar de un Estado -su amenaza creíble de la violencia efectiva para extender el funcionamiento de la política por otros medios- y la capacidad de ese Estado de promover su visión sobre la libertad individual o las limitaciones apropiadas a la vigilancia estatal, por ejemplo, están inextricablemente unidas. El privilegio de comprometerse a defender al individuo contra el poder del Estado es posible gracias al mismo poder estatal.

El absurdo de discutir las limitaciones apropiadas sobre el Estado o el poder corporativo en la era digital sin tener un medio de defenderse a menudo parece más evidente para los extraños o para aquellos que han sido consistentemente perseguidos a lo largo del tiempo. La necesidad de formas brutas de poder, tecnológico o de otro tipo, a menudo pasa desapercibida para quienes lo han disfrutado por mucho tiempo.

La construcción y defensa exitosas de un monopolio sobre el uso legítimo de la violencia (“das Monopol legitimer physischer Gewaltsamkeit”) no es solo lo que define al Estado, como lo dejó claro Max Weber, sino que hace posible la supervivencia continua del Estado.

El poder blando y la influencia cultural que muchos en Europa y en los Estados Unidos esperaban que algún día volvieran obsoletos a los ejércitos ha fracasado estrepitosamente al frenar las aspiraciones del régimen autocrático.

La fantasía de un mundo instintivamente pacífico puede ser reconfortante. Pero está llegando de nuevo a su fin.

Por las últimas dos décadas, Europa ha permanecido al margen de la revolución digital, cuyos principales participantes continúan estando todos esencialmente radicados en los Estados Unidos. La incesante innovación y disrupción de las firmas norteamericanas ha remodelado a unas industrias y extinguido a otras.

Pero la chispa fundacional de Silicon Valley fue su aceptación de los objetivos tecnológicos y de defensa del gobierno cuya mera existencia hizo posible su ascenso. La intersección de talento en ingeniería técnica, la protección y el relativo aislamiento de la academia y la búsqueda agresiva por parte del gobierno de una tecnología verdaderamente disruptiva para avanzar en sus objetivos de defensa e inteligencia dieron origen al Silicon Valley que hoy conocemos.

Nuestra expansión como compañía a lo largo de los años se hizo posible por nuestro trabajo con agencias gubernamentales en los sectores militar y de inteligencia en los Estados Unidos, cuyos líderes se interesaron por el software y comprendieron su potencial para remodelar la defensa nacional. El software, como cualquier otra cosa, es un producto del orden moral y legal del cual surge y juega un rol en su defensa.

Es clara la necesidad de que Europa se convierta en un líder en tecnología de defensa disruptiva. El continente ciertamente entiende que su defensa y la de sus aliados ahora requieren el desarrollo de una fuente nativa de fuerza y capacidad de defensa propias, y rápidamente.

Pero para que Europa pueda hacer esto, requerirá algo más que financiamiento adicional y una pausa momentánea en las disputas políticas habituales y familiares de un continente que aún está demasiado en el proceso de negociar los términos de una identidad y un futuro compartidos.

Europa y sus aliados requieren el abrazo de la relación entre la tecnología y el Estado, entre compañías disruptivas que buscan desalojar el control de contratistas arraigados y los ministerios del gobierno federal con financiamiento, para mantenerse lo suficientemente fuerte como para derrotar la amenaza de la ocupación extranjera.

Nuestro software está en la lucha en todo el mundo. El centro resistirá.

Pero necesitamos una industria tecnológica aliada en Europa para avanzar y pelear esta batalla junto a nosotros para poder ganar.

El mensaje de Alex Karp es interesante e incluso inquietante, por el horizonte que evoca y en la medida en que pocos empresarios se salen del marco de sus límites empresariales para detenerse a formular reflexiones de este tenor. Karp pertenece a la misma madera de empresarios intelectualmente curiosos como Peter Thiel y, en un plano más autodidacta (aunque no menos capaz), Elon Musk. No en vano estos tipos están cambiando el mundo.

Espero que el contenido sea de tu interés. Nos vemos en la próxima, saludos.

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