martes, diciembre 27, 2011

La película de la quincena: ENRON. Los tipos más listos del lugar

"ENRON: The Smartest Guys In The Room" (cuyo título en español es "Enron, los tipos que estafaron a América") es un interesante documental dirigido por Alex Gibney, estrenado en el año 2005. Narra el crecimiento, el gigantesco fraude y la posterior caída de la empresa estadounidense Enron Corp.


Basado en el best-seller "The Smartest Guys in the Room" ("Los tipos más listos del lugar") de los periodistas de la revista Fortune, Bethany McLean y Peter Elkind, en este excelente documental el director (quien también es el guionista) cuenta cómo los altos ejecutivos de la empresa Enron, la séptima corporación más importante de los Estados Unidos, se hicieron con más de mil millones de dólares mientras sus empleados y accionistas lo perdían todo.

Enron Corporation fue una empresa de energía con sede en Houston, Texas, que empleaba cerca de 21 000 personas hacia mediados de 2001 (justo antes de su quiebra). Se constituyó en 1985 por la fusión de las empresas Houston Natural Gas e InterNorth, proceso dirigido por Kenneth Lay, presidente de la primera. Originalmente, la empresa se dedicó a la transmisión y distribución de electricidad y gas a través de los Estados Unidos, así como al desarrollo, construcción y operación de plantas de energía, oleoductos y afines por todo el mundo.

ENRON creció exponencialmente en su área original y en el transcurso del tiempo desarrolló nuevos mercados en el área de las comunicaciones, el manejo de riesgos y los seguros en general. En su momento la revista Fortune la designó como la empresa más innovadora de los Estados Unidos durante cinco años consecutivos (entre 1996 y 2000). Además apareció en la lista de los 100 mejores empleadores de dicha revista en 2000, y se le conocía por la grandilocuencia de sus instalaciones entre los ejecutivos de empresas.

Sin embargo, sus "audaces" técnicas contables, apoyadas por su empresa auditora (el entonces prestigioso despacho Arthur Andersen), sirvieron de trampolín para que fuese considerada como la séptima empresa de los Estados Unidos y, de hecho, se esperaba que siguiera siendo la compañía dominante en sus áreas de negocio. Pero en lugar de ello, se convirtió en la estafa más grande de la historia y en el arquetipo del fraude empresarial planificado.


El documental ENRON: The Smartest Guys In The Room, comienza con la dramatización del suicidio de John C. Baxter, uno de los ejecutivos de la empresa y quien aparentemente había formulado ciertas críticas sobre las prácticas corporativas de la alta gerencia. Pero esto no le impidió vender sus acciones poco tiempo antes de que la empresa se declarara en bancarrota.

Sin duda, el caso ENRON, como dice uno de los entrevistados en el documental, posee todos los ingredientes para un escándalo. En efecto, el "error fatal" que desembocó en la bancarrota de la empresa se debió a un cóctel de orgullo, arrogancia, intolerancia y avaricia: no se trata de una historia sobre números, sino sobre la gente... y sus (anti)valores.

¿Quiénes fueron los responsables del fraude de ENRON? El documental se explaya en los perfiles de Ken Lay, Jeffrey ("Jeff") Skilling, Andrew Fastow, Lou Pai, entre otros, como las figuras principales de la gigantesca estafa, pero en realidad, los dedos apuntan a una dirección más alta, más lejana, a una mano mucho más invisible. Y es que bancos de inversión, reguladores del mercado de valores y de los servicios de energía de los Estados Unidos, así como la punta de la pirámide política del momento (nada menos que la familia Bush, encabezada por el entonces Presidente George W., secundado por su padre) se encontraban inmiscuidos hasta el cuello en el desastre, sea por acción o por omisión.


La película se extiende a lo largo de 14 capítulos, en los que se analizan las causas de la debacle de ENRON. Aquí una breve reseña de cada uno de ellos:

1) Kenny Boy: la influencia de George Bush (Sr. y Jr.) en el nombramiento de Ken Lay como "embajador de la desregulación" en materia energética.

2) A Man With A Big Idea: aborda un escándalo previo en el que estuvo inmiscuida la empresa (en el caso Enron Oil - Valhalla), así como el papel de Jeffrey Skilling en la configuración de un nuevo negocio para superar las pérdidas ocasionadas por el fin de ese fraude anterior: el mercado de energía a futuro, junto con la creación del mecanismo que ejerció el papel fundamental en el surgimiento de la burbuja contable asociada a los negocios de ENRON: el cálculo del "Valor Hipotético a Futuro", que permitía anotarse como potenciales ganacias las estimaciones efectuadas desde el mismo día de cerrar una transacción.

Interesantes las reflexiones en torno al libro "El Gen Egoísta" y la visión altamente competitiva (incluso darwinista) que le imprimió Skilling a los procesos en la empresa, con esquemas de evaluación de personal en el que resultaban despedidos hasta el 15% de los empleados al año (!).

3) Guys With Spikes: en él se traza el perfil de Lou Pai (como gran amante del dinero y de las strippers) y John Clifford Baxter, altos gerentes de la corporación, que ayudaron a construir la burbuja contable y se esfumaron antes del estallido.

4) Love Me, Love Me: reseña la estrategia de "subir y sacar" de los chivos de ENRON (es decir, inflar los valores de una empresa en bolsa y luego vender en el momento cumbre, justo antes de la debacle).

5) Risks: al darse cuenta de que las utilidades no subían, los jefazos de ENRON entraron en una escalada de inversiones arriesgadas, entre ellas, la construcción de una planta en Dabhol (India, presuntamente un terrible lugar para invertir en energía) y la adquisición de Portland General.

6) Love For Sale: donde se recuerdan las opiniones favorables de los analistas financieros por la burbuja creada por ENRON. Ésta empieza a incursionar en un mercado hasta entonces desconocido: el de la banda ancha. Nuevas inversiones contabilizadas como ganancias (sin serlo efectivamente).

7) The Emperor Has No Clothes: Bethany Mc Lean, reportera de Fortune, formula una pregunta que actuaría como una aguja frente a la burbuja: "Is ENRON overpriced?" (¿está ENRON sobrevaluada?). Se comienza un paseo por los "negocios" de Andy Fastow.

8) The Sorcerer's Apprentice: las finanzas estructuradas de Fastow buscan esconder una deuda de 30 billones.

9) Useful Idiots: abogados, contadores (Arthur Andersen), banqueros (JP Morgan Chase, Citigroup, Merryl Linch) recibían de ENRON nada menos que un millón de dólares (sí: ¡$ 1.000.000!) SEMANALES. ¿Sabían o no sabían nada del fraude?

10) Ask Why, Asshole: Jeff Skilling se da la cachaza de llamar insultar a un inversionista en público. Poco después la publicidad empresarial lo apoyó (hasta ese punto llegó la soberbia de un sistema de vida).

11) Kal-ee-for-nyah: la influencia de la corporación en la debacle energética en el estado de California, con incluso dos (2) apagones DIARIOS para comienzos de la década. Los inteligentes comerciantes ("t-r-a-d-e-r-s") de ENRON causaban voluntariamente los apagones para aumentar artificialmente los precios de la energía eléctrica, utilizando hábilmente la ley de desregulación eléctrica aprobada en ese estado en 1996. La conducta irresponsable de los vendedores de la corporación y el "Experimento Milgram".

12) The Ship Is Sinking: renuncia de Skilling (verano de 2001). Ken Lay, Presidente de la corporación, asume la gerencia general.

13) Jeffrey Has Left The Building. Cronología del desastre: el 14 de agosto de 2001 se va Skilling, dos días después (el 16) toma posesión Lay. Para septiembre de 2001 (caída de las torres) el fraude ya no podía ocultarse por mucho tiempo más y en octubre la información del estado de la empresa se filtra a la prensa. El 23, empleados de Arthur Andersen destruyen una tonelada (¡!) de documentos relacionados con ENRON.

14) It Was a Wonderful Life: el 3 de diciembre de 2001 sobrevino el colapso; ENRON se declaraba en quiebra. Sin embargo, los directivos vendieron gran cantidad de acciones de la empresa poco antes, mientras que los empleados que también poseían títulos, no se les permitió hacerlo, perdiendo en consecuencia no sólo sus empleos, sino también sus ahorros.

He aquí algunas consecuencias del desastre de ENRON:

a) Consecuencias Legales: el 25 de mayo de 2006 fueron declarados culpables Kenneth Lay, presidente de Enron y Jeffrey Skilling, su ex director ejecutivo, de conspiración para cometer fraude. El jurado, compuesto por 12 personas, declaró a Lay culpable de los seis cargos que se le imputaban, mientras que consideró que Skilling, que le sucedió en la presidencia de la empresa, es culpable de conspiración y fraude. Lay y Skilling afrontaban, respectivamente, 6 y 28 cargos de conspiración, fraude y maniobras financieras para ocultar las pérdidas y exagerar los beneficios de Enron, con el fin de atraer el dinero de los inversores.

El 5 de julio de 2006, producto de problemas coronarios, Kenneth Lay, de 64 años, falleció en Aspen (Colorado), ahorrándose el riesgo de pagar una pena de hasta 45 años de cárcel por su participación en el fraude financiero (se salvó de chiripa el viejo zorro).

El 23 de octubre de 2006 Jeffrey Skilling fue condenado a una pena de 24 años de prisión tras haber sido declarado culpable de 19 cargos en su gestión durante menos de un año en la empresa y haber renunciado solo cuatro meses antes de la quiebra.

El caso Enron fue el principal detonante en la elaboración de la Ley Sarbanes Oxley, la cual tiene por objeto el establecer medidas de control interno más rígidas y eficientes para evitar que las empresas que cotizan en bolsa realicen fraudes como éste. Para los contadores y auditores, esta Ley les obliga a extenderse en sus pruebas antes de emitir una opinión que avale la información presentada en los estados financieros de las compañías. A pesar de todo, la arquitectura contable era totalmente legal y valedera (claro, el mismo sistema avaló el fraude al permitir contabilizar como ganacias efectivas, meras expectativas de negocio).

b) Impacto internacional: con su presencia en cerca de 40 países y una serie de empresas asociadas, el colapso de Enron repercutió negativamente en los mercados energéticos en general y en varias compañías que le habían otorgado créditos o tenían contratos con Enron.

La presentación judicial llevó a un organismo oficial a iniciar una investigación sobre el estado de cuentas de la compañía, que admitió que sus ganancias fueron menores a las declaradas entre 1997 y 2001.

Las dudas sobre las prácticas contables de la empresa, que supuestamente tendían a cubrir su grave situación económica, se incrementaron ante denuncias de una ex ejecutiva sobre la presunta destrucción sistemática de documentos.

El escándalo salpicó a Arthur Andersen, una de las firmas más importantes de auditoría contable, que a su vez de declaró en bancarrota poco tiempo después de la debacle de ENRON.

¿Cuál es la moraleja del documental y de todo el "caso ENRON"? Creo que no importa cuánto creas burlar las leyes de la economía, tarde o temprano el peso de la realidad te caerá encima. Jugar con el fraude, la fabricación de éxitos falsos, inconsistentes, insostenibles, no sólo puede resultar fatal para el jugador, sino también para que unos cuantos inocentes y otros tantos tontos útiles sufran los efectos colaterales y las terribles consecuencias.

No creo, como muchos piensan, que el desastre de ENRON sea una señal de la crisis moral del capitalismo. Pero ciertamente es un síntoma de que el sistema no puede funcionar sin que los reguladores hagan bien su trabajo. Esa es la prédica de Stiglitz, de los indignados y de los ocupantes de Wall Street. Si el sistema ahora imperante quiere sobrevivir, debe encaminarse hacia un control más eficiente de esta clase de fallas.

Finalmente, una frase que, al contrario de lo que he acostumbrado hasta ahora, no ha sido extraida de la película, sino de la situación misma:
"In the Titanic, the captain went down with the ship. And Enron looks to me like the captain first gave himself and his friends a bonus, then lowered himself and the top folks down the lifeboat and then hollered up and said, 'By the way, everything is going to be just fine'" (U.S. Senator Byron Dorgan).

("En el Titanic, el capitán se hundió con el barco. Y en Enron me parece que el capitán primero se dio a sí mismo y a sus amigos un bono, luego se bajó a sí mismo y a la gente de arriba en el bote salvavidas y luego gritó hacia arriba diciendo: 'Por cierto, todo va a estar bien'". Senador Byron Dorgan)
(Y de ñapa, la película completa, cortesía de Youtube:)


(Para redactar esta entrada utilicé el artículo "Enron" de Wikipedia, la enciclopedia libre)

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