El estilo alemán de competencia es riguroso pero no ruinoso. Aunque las compañías pueden competir para el mismo mercado, como lo hacen Daimler-Benz y BMW, prefieren buscar una cuota de mercado en lugar de aspirar a su dominio. Muchos compiten por un lugar específico. Las compañías alemanas desdeñan la competencia del precio, practicándola solamente cuando es necesario (como en la venta de materiales a granel -productos químicos o el acero-). En lugar de eso, se aferran a lo que describen como "Leistungswettbewerb", competencia en base a la excelencia en sus productos y servicios.
El gerente alemán se concentra intensamente en dos objetivos: la calidad del producto y la calidad del servicio. Desea que su compañía sea la mejor y que tenga los mejores productos. El gerente y su equipo entero están fuertemente orientados al producto, confiados en que un buen producto se vende a sí mismo. Pero también le da un gran valor a la satisfacción del cliente y están siempre dispuestos a elaborar un producto a la medida para satisfacer los deseos de aquél. Los santos y señas para la mayoría de los gerentes y las compañías alemanas son la calidad, la sensibilidad, el esmero y el seguimiento (follow-up).
La orientación del producto generalmente también significa la orientación de la producción. La mayoría de los gerentes alemanes, incluso de los niveles superiores, conocen sus cadenas de producción. Siguen los métodos de producción de cerca y conocen profundamente sus bases. No entienden a los gerentes de Estados Unidos, que sólo desean ver los estados financieros y los resultados finales, en lugar de inspeccionar los procesos de producción de una planta. El gerente alemán cree profundamente que una buena línea de producción y un producto de buena calidad harán más por los resultados que cualquier otra cosa. Las relaciones entre los gerentes y los trabajadores son a menudo muy estrechas, porque ambos piensan que trabajan juntos para crear un buen producto.
Si es que hay un tercer objetivo, más allá de la calidad y el servicio, es la cooperación (o al menos la coordinación) con el gobierno. La industria alemana trabaja estrechamente con el gobierno, es sensible a los estándares, políticas y regulaciones gubernamentales. Virtualmente todos los productos alemanes están sujetos a normas (la Norma Industrial Alemana -Deutsche Industrie Normen o DIN-), establecidas mediante consultas entre la industria y el gobierno, pero con una fuerte participación de asociaciones de gestión, cámaras de comercio y los sindicatos. Como resultado de estas prácticas, el concepto de iniciativa privada operando en un marco público se encuentra firmemente incrustado en la conciencia de los gerentes alemanes.
Fuente: http://www.germanculture.com.ua/library/facts/bl_business_culture.htm
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