miércoles, febrero 29, 2012

Sentido común sobre la inflación (II)

Friedman, en el capítulo 9 de su "Libertad de Elegir", revisa una a una "las explicaciones de uso bastante corriente sobre la inflación":

- En primer lugar, se refiere al papel de los SINDICATOS, concluyendo: "los sindicatos pueden prestar servicios realmente útiles a sus miembros, Pueden igualmente hacer bastante daño limitando las oportunidades de empleo de otros trabajadores, pero no son los causantes de la inflación. El aumento salarial por encima del de la productividad constituye una consecuencia de la inflación, no una causa, como algunos pretenden hacernos creer".


- En segundo término, estudia el rol de los EMPRESARIOS en el aumento de los precios de bienes y servicios: "los empresarios no provocan tampoco la inflación. El aumento de los precios de sus productos es una consecuencica o reflejo de otras fuerzas. Sin duda, los empresarios no son en realidad más ambiciosos en los países que han experimentado un aumento muy importante de los precios que en aquellos cuya inflación ha sido pequeña, ni más voraces en un período que en otro.".

- Tercero, respecto a las "causas INTERNACIONALES de la inflación", expresa: "La inflación es un fenómeno mundial en el sentido de que ocurre en muchos países al mismo tiempo, exactamente del mismo modo que los elevados gastos y déficits públicos son fenómenos bien universales. Pero la inflación no es un fenómeno internacional en el sentido de que cada país por separado carece de la capacidad para controlar su propio crecimiento de los precios, al igual que los elevados gastos y los déficits estatales no son debidos a fuerzas que se encuentran más allá del control de cada país".

- En cuarto lugar, Friedman revisa la PRODUCTIVIDAD: "Sin ninguna duda, lo que importa para la inflación es la cantidad de dinero por unidad de producción, pero como hemos observado, de hecho, los cambios en la cantidad de dinero minimizan los que se producen en la cifra de producción. Nada es más importante para el bienestar económico a largo plazo de un país que el crecimeinto de la productividad. Si ésta aumenta a una tasa de un 3,5 por ciento anual, la producción se dobla en un plazo de veinte años; si el incremento es del 5 por ciento anual, en catorce, uan diferencia significativa. Pero la productividad desempeña un papel secundario en la inflación; el dinero es el elemento importante".

El economista norteamericano vuelve una y otra vez a su premisa básica: "La inflación es principlamente un fenómenos monetario, provocado por un crecimiento mayor de la cantidad de dinero que de la producción". Ahondando en esta proposición, añade:
"La afirmación de que la inflación es un fenómeno monetario es importante; sin embargo, es sólo el principio de la respuesta sobre las causas y las soluciones a la inflación... la cuestión más importante consiste en saber por qué se produce un crecimiento excesivo de la oferta monetaria.

Lo que era cierto para el dinero-tabaco (que, recordemos, era utilizado como moneda-mercancía en las colonias británicas en América del Norte), o para la forma ligada al oro y a la plata, con el papel moneda actual, el excesivo crecimiento de la oferta monetaria y, por tanto, la inflación se debe a los Estados (...)

Un gasto público mayor no conducirá a un crecimiento monetario acelerado y a la inflación si ese gasto adicional se financia mediante impuestos o es dinero privado conseguido mediante préstamos. En ese caso, el Estado tiene más dinero para gastar y el ciudadano menos. Un gasto público más elevado se corresponde con unos desembolsos privados menores en cuanto a consumo e inversión. Sin embargo, la imposición fiscal y la obtención de dinero de los ciudadanos mediante préstamos constituyen vías poco atractivas para financiar el gasto público adicional...

El único camino alternativo para financiar unos gastos públicos más elevados estriba en el aumento de la cantidad de dinero...

La financiación del gasto público realizada mediante el aumento de la cantidad de dinero constituye una alternativa a menudo muy atractiva tanto para el Presidente como para los mimebros del Congreso. Les permite aumentar el gasto público y proporcionar bienes y servicios a sus electores, sin tener que aprobar impuestos para hacer frente a los desembolsos, y sin tener que pedir prestado a los ciudadanos (...)

Esta evolución no es privativa de Estados Unidos o de épocas recientes. Desde tiempos inmemoriales, los soberanos -fueran reyes, emperadores, o los parlamentos- han sufrido la tentación de recurrir al aumento de la cantidad de dinero a fin de adquirir recursos para sostener las guerras construir monumentos, u otros fines. A menudo han sucumbido a esta tentación. En este caso, dichos aumentos han ido seguidos, y bastante de cerca, por períodos inflacionarios
".
En esta oportunidad concluimos con una cita que extrae Friedman de la obra "Las consecuencias económicas de la paz", del economista británico John Maynard Keynes:
"El lector puede entender la razón por la que John Maynard Keynes, al examinar las distintas inflaciones que se habían producido tras la Primera Guerra Mundial, escribió: 'No existe un medio más seguro y sutil para alterar las bases existentes de la sociedad que corromper la moneda. El proceso compromete todas las fuerzas escondidas de la ley económica en el lado de la destrucción, y lo hace de un modo tal que ni un hombre en un millón es capaz de diagnosticarlo'".

(CONTINÚA)

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