(Fuente: http://inversionario.com/2011/10/biografia-de-steve-jobs-fundador-de-apple/)
Steve Jobs (24 de febrero de 1955 – 5 de octubre de 2011) fue un empresario y magnate y cofundador y presidente ejecutivo de Apple Inc.
Fundó Apple en 1976 junto con un amigo de la adolescencia, Steve Wozniak, en el garaje de su casa. Aupado por el éxito de su Apple II Jobs obtuvo una gran relevancia pública, siendo portada de Time en 1981. Contaba con 26 años y ya era millonario gracias a la exitosa salida a bolsa de la compañía a finales del año anterior.
Fue innovador: a principios de 1984 su compañía lanzo el Macintosh 128K, que fue el primer ordenador personal que se comercializó exitosamente que usaba una interfaz gráfica de usuario (GUI) y un ratón en vez de la línea de comandos. Después de tener problemas con la cúpula directiva de la empresa que él mismo fundó, fue despedido de Apple Computer en 1985. Jobs vendió entonces todas sus acciones, salvo una. Ese mismo año recibío la Medalla Nacional de Tecnología del presidente Ronald Reagan, cerrando con este reconocimiento esta primera etapa como emprendedor.
Regresó a Apple en 1997, que se encontraba en graves dificultades financieras, y fue su director ejecutivo hasta el 24 de agosto de 2011. En ese verano Apple sobrepasó a Exxon como la empresa con mayor capitalización del mundo.
Durante los años 90 transformó una empresa subsidiaria adquirida a Lucasfilm en Pixar, que revolucionó la industria de animación con el lanzamiento de Toy Story. La integración de esta compañía en Disney, de la que era proveedora, convertiría a Jobs en el mayor accionista individual del gigante del entretenimiento. En el año de su muerte, su fortuna se valoraba en 8.300 millones de dólares y ocupaba el puesto 110 en la lista de grandes fortunas de la revista Forbes.
En su segunda etapa en Apple también transformó la industria musical: lanzó el iPod en 2001 y en 2003 la tienda online de música de iTunes, que en siete años vendió más de 10.000 millones de canciones y dominó completamente el negocio de música online, a un precio de U$s 0,99 por canción descargada. Ya en 2009 lograba acaparar el 25% de la venta de música en Estados Unidos, siendo la mayor tienda musical por volumen de ventas de la historia.
Steve Jobs nació en San Francisco (California) en el año 1955, fruto de la relación entre Abdulfattah Jandali, un inmigrante sirio musulmán, y Joanne Carole Schieble, una estadounidense de ascedencia suiza y alemana. Sus padres, dos jóvenes estudiantes universitarios, lo entregarían en adopción a una pareja de clase media, Paul y Clara Jobs (Hagopian) de origen armenio. Sus padres biológicos se casarían luego y tendrían otra hija, la novelista Mona Simpson, a quien Steve no conocería hasta la edad adulta.
En 1972 entro en la universidad Reed College de Portland (Oregón). Tras dos años fuera de casa, en otoño de 1974 regreso a California con el objetivo de realizar un retiro espiritual en la India y consiguio un trabajo como técnico en Atari Inc., un fabricante de videojuegos. De la mano de Steve Wozniak comienza a asistir a las reuniones del Homebrew Computer Club, donde Wozniak le cuenta que está intentando construir un pequeño computador casero. Jobs se muestra especialmente fascinado con las posibilidades mercantiles de la idea de Wozniak y le convence para fabricar y vender uno.
Debido a exigencias de contrato, Wozniak tuvo que dar a conocer su intención de construir un ordenador personal a la empresa para la que trabajaba, Hewlett-Packard, que desechó la idea por considerarla ridícula. Fue así como en 1976 nació Apple Computer Company.
Tras la consecución del primer ordenador personal, bautizado como Apple I, Jobs se dedicó a su promoción entre otros aficionados a la informática, tiendas y ferias de electrónica digital, llegando a vender unos 200 ejemplares. A partir de entonces el crecimiento de Apple fue espectacular. En tan sólo 10 años Apple se convirtió en una empresa con 4.000 empleados y Jobs, con 27 años, era el millonario más joven de 1982.
En la conferencia anual de Apple del 24 de enero de 1984, Jobs presenta ante una gran expectación el primer ordenador comercial con interfaz gráfica de usuario, el Apple Macintosh. Macintosh no alcanzó, sin embargo, las expectativas comerciales esperadas.
Tras varios meses de resignación, el 13 de septiembre de 1985, Steve Jobs abandonó la compañía que él mismo había fundado.
Tras abandonar Apple, Jobs compra por 10 millones de dólares la empresa The Graphics Group, en adelante Pixar, una subsidiaria de Lucasfilm especializada en la producción de gráficos por computador.
Con Jobs al frente, la compañía firmó varios acuerdos para producir películas animadas para Walt Disney. En 1995 se estrenó en los cines Toy Story, el primer largometraje generado completamente por ordenador, conseguido con su propio software de renderización, RenderMan. Toy Story fue el mayor éxito de taquilla de 1995 y la primera película del binomio Walt Disney-Pixar en ganar un premio Óscar.
A esta película la siguieron Bichos ("Bugs", 1998), Monsters, Inc (2001), Buscando a Nemo ("Finding Nemo", 2003), Cars (2006), WALL-E (2008) y Up (2009), entre otras. Todas ellas con gran éxito de crítica y público.
El 24 de enero de 2006, después de varios desacuerdos entre las dos compañías, Walt Disney anuncia la compra de todas las acciones de Pixar por 7.400 millones de dólares, convirtiendo a Jobs en el mayor accionista individual de Disney, con una participación del 7%.
La vuelta de Steve Jobs a la empresa Apple se produjo cuando la empresa se encontraba en franco declive. Jobs estaba decidido a recuperar el control. Algunas de las primeras medidas de Jobs en su nuevo puesto fueron para centrar sus esfuerzos en mejorar sus productos y probar nuevas líneas de negocio, como fue la tienda digital de música iTunes Store, los reproductores de audio iPod o los nuevos iMac, que resultaron ser un gran éxito.
En diciembre de 2009, Steve Jobs fue elegido director ejecutivo del año por la revista Harvard Business Review por «incrementar en 150.000 millones el valor en bolsa de Apple en los últimos 12 años».
El 24 de agosto de 2011 presentó su renuncia como CEO de Apple, siendo sustituido por Tim Cook. A partir de esta fecha y hasta su muerte, fue el presidente de la Junta Directiva de Apple.
Steve Jobs falleció el 5 de octubre de 2011 a los 56 años por cáncer de páncreas. La noticia fue publicada y confirmada en el sitio web oficial de Apple y desencadenó un reconocimiento unánime de la industria, desde competidores como Bill Gates (“El mundo raramente ve a alguien que haya tenido el profundo impacto que Steve ha causado, los efectos serán percibidos por muchas generaciones en el futuro”) y Samsung, a importantes empresarios de Silicon Valley como Mark Zuckerberg, que le calificó como “mentor y amigo”.
El día de su muerte la capitalización bursátil de Apple era de 350.670 millones de dólares. Cuando salió a bolsa en 1980 una acción costaba, según su precio ajustado, lo que hoy serían unos dos euros. El día en que murió valía más de $377 y contaba con unos ratios financieros envidiables. Estos datos avalan el reconocimiento como ejecutivo que le ha acompañado en la última etapa de su carrera, en palabras de Rupert Murdoch «Steve Jobs fue simplemente el mejor consejero delegado de su generación».
b) LA MUERTE DE STEVE JOBS
(Fuente: "Muere Steve Jobs, el cofundador de Apple", en: http://online.wsj.com/article/SB10001424052970203476804576613652284624790.html)
Por YUKARI IWATANI KANE y GEOFFREY A. FOWLER
Steven P. Jobs, cofundador de Apple y presidente de su junta directiva, falleció el miércoles (5 de octubre). El ejecutivo de 56 años fue un pionero de la industria de la computación y cambió la forma en que la gente piensa sobre la tecnología.
"La brillantez, pasión y energía de Steve fueron las fuentes de innumerables innovaciones que enriquecen y mejoran todas nuestras vidas", declaró Apple en un comunicado. "El mundo es inmensamente mejor gracias a Steve".
Su familia, en un comunicado emitido por Apple, dijo que Jobs "murió hoy en paz rodeado por su familia (...) Sabemos que muchos de ustedes harán duelo con nosotros, y pedimos que respeten nuestra privacidad durante nuestro tiempo de aflicción".
La empresa no especificó la causa de su muerte. Jobs luchó contra un cáncer de páncreas y hace unos años recibió un transplante de hígado. En agosto, Jobs renunció a la presidencia ejecutiva, pasándole las riendas a Tim Cook.
"Apple ha perdido a un genio visionario y creativo, y el mundo ha perdido a una persona maravillosa", expresó Cook en una carta a empleados. "Honraremos su memoria al dedicarnos a continuar el trabajo que amó tanto".
Durante su carrera de más de 30 años, Jobs transformó Silicon Valley a medida que contribuyó a cambiar el otrora terreno agrícola en el centro de innovación de la industria tecnológica.
Además de sentar las bases para la industria moderna de la alta tecnología junto a otros pioneros como Bill Gates, cofundador de Microsoft Corp., y Larry Ellison, creador de Oracle Corp., Jobs se concentró en el atractivo de productos bien diseñados por encima de la potencia de la propia tecnología, y cambió la forma en que los consumidores interactúan con ella en un mundo cada vez más digital.
A diferencia de otros, sin embargo, el capítulo más productivo en la carrera de Jobs se dio cerca del final de su vida, cuando una seguidilla de productos innovadores y enormemente exitosos como el iPod, el iPhone y el iPad cambiaron las reglas del juego de las industrias de computadoras, electrónicos y medios digitales. Su estrategia de promoción y comercialización de esos productos a través de campañas publicitarias inteligentes y sus tiendas minoristas, a su vez, ayudó a transformar a la empresa en un ícono de la cultura pop.
Al comienzo de esa fase, Jobs describió su filosofía como un intento por crear productos que estén en "la intersección del arte y la tecnología". En el proceso, convirtió a Apple en la empresa más valiosa del mundo con una capitalización de mercado de US$350.000 millones.
Jobs tenía 56 años. Después de una considerable pérdida de peso a mediados de 2008, se tomó una licencia médica de casi seis meses en 2009, durante la cual recibió un transplante de hígado. Solicitó otro período de ausencia a mediados de enero de este año sin explicar los motivos, antes de renunciar a la presidencia ejecutiva en agosto.
Le sobreviven su esposa, Laurene, y cuatro hijos.
Pese a que sus logros en el campo de la tecnología fueron inmensos, Jobs jugó un papel igual de importante en la industria del entretenimiento. Convirtió a Apple en el mayor minorista de música y ayudó a popularizar las películas de animación por computadora como financista y presidente ejecutivo de Pixar Animation Studios, empresa que luego fue comprada por Walt Disney Co.
Jobs también protagonizó uno de los regresos más notables en la historia empresarial moderna, al volver a Apple luego de una ausencia de 11 años durante los cuales fue desestimado simplemente como una vieja gloria. Pese a esto, revivió a la entonces atribulada compañía con el lanzamiento de productos como la computadora integrada iMac, el reproductor de música iPod y la tienda de música digital iTunes. La empresa genera US$65.200 millones en ingresos anuales, frente a sólo US$7.100 millones en el año fiscal concluido en septiembre de 1997. Apple se ha convertido en uno de los mejores diseñadores de electrónicos de consumo, eliminando de paso la palabra "computer" de su nombre en 2007 para resaltar su expansión más allá de las computadoras personales.
Pese a que en agosto, Jobs traspasó oficialmente las riendas de la empresa a su lugarteniente Tim Cook, su muerte plantea un interrogante crucial para Apple: cómo la compañía, que ha estado en la vanguardia de la creatividad tecnológica durante gran parte de la última década, sostendrá su éxito sin su visión y liderazgo. Otros íconos del capitalismo estadounidense, entre ellos Walt Disney, Wal-Mart Stores Inc. e International Business Machines Corp., se vieron afectadas por problemas de transición, aunque con el tiempo se las ingeniaron para prosperar luego de que sus carismáticos fundadores fallecieron.
Aquellos que conocían a Jobs dicen que una de las razones por las que siguió siendo capaz de innovar es porque no se vanagloriaba de logros del pasado o su legado, sino que siguió mirando al futuro y exigía que sus empleados hicieran lo mismo. Hitoshi Hokamura, un antiguo empleado de Apple, recuerda cómo una vieja computadora Apple I expuesta en la cafetería de la compañía desapareció discretamente cuando Jobs volvio a fines de 1990.
"Recordar que uno se va a morir es la mejor manera que conozco de evitar caer en la trampa de pensar que uno tiene algo que perder", dijo Jobs en un discurso de inauguración del año escolar de la Universidad de Stanford en junio de 2005, casi un año después de que se le hubiera diagnosticado cáncer.
—Pui-Wing Tam, Don Clark y Jim Carlton contribuyeron a este artículo.
OCTOBER 6, 2011, 12:59 P.M.
c) REACCIONES DE LÍDERES EMPRESARIALES A LA MUERTE DE STEVE JOBS
(Fuente: "Reacciones de líderes empresariales a la muerte de Steve Jobs", en: http://online.wsj.com/article/SB10001424052970203476804576613672458591588.html)
- Bill Gates, cofundador de Microsoft:
El mundo pocas veces ve a alguien que tiene un impacto tan profundo como Steve Jobs, cuyos efectos serán sentidos por muchas generaciones futuras.
Para aquellos con la suerte de haber trabajado con él, ha sido un honor increíble. Echaré inmensamente de menos a Steve.
- Michael Dell, fundador de Dell:
Hoy el mundo ha perdido a un líder visionario, la industria de la tecnología ha perdido una leyenda icónica y yo he perdido a un amigo y compañero emprendedor. El legado de Steve Jobs será recordado por las generaciones futuras. Mis pensamientos y oraciones están con la familia y el equipo de Apple.
- Tim Cook, presidente ejecutivo de Apple:
Apple ha perdido a un genio visionario y creativo, y el mundo ha perdido a una persona maravillosa. Aquellos que tuvieron la suerte de conocerlo y trabajar con Steve han perdido a un inestimable amigo y un mentor inspirador. Steve deja atrás una compañía que sólo él podría haber levantado y su alma será para siempre los cimientos de Apple.
- Bob Iger, presidente ejecutivo de Disney:
Steve era un "original", con una mente extremadamente creativa e imaginativa que definió una era. Pese a todo lo que logró, parecía que no había hecho más que despegar.
Con su fallecimiento, el mundo ha perdido a una persona extraordinaria y original, Disney ha perdido a un miembro de nuestra familia y yo he perdido a un gran amigo.
OCTOBER 5, 2011, 9:09 P.M.
d) RECUERDOS DE STEVE JOBS
(Fuente: "El Steve Jobs que yo conocí", en: http://online.wsj.com/article/SB10001424052970203388804576617382869956332.html)
Por WALTER MOSSBERG
Desde su retiro como presidente ejecutivo de Apple en agosto, se ha escrito muchas veces que Steve Jobs era un genio, una enorme influencia en múltiples industrias y miles de millones de vidas. Fue una figura histórica en la escala de Thomas Edison o Henry Ford.
Hizo lo que debería hacer un presidente ejecutivo. Contratar e inspirar a gente grandiosa; administrar pensando en el largo plazo, no en un trimestre o el precio de las acciones a corto plazo; hizo grandes apuestas y tomó enormes riesgos. Insistió en la máxima calidad del producto y en la producción de cosas para deleitar y conferirle poder a los usuarios reales, no a los intermediarios, como los directores de los departamentos de tecnología de la información. Como le gustaba decir, vivía en la intersección de la tecnología con las humanidades.
Y podía vender. Sí, podía vender.
Pero había un lado más personal de Steve Jobs, y yo tuve la suerte de ver un poco de ese costado, porque conversé horas con él, a lo largo de los 14 años que condujo Apple. A continuación, algunas historias que ilustran al hombre que conocí.
Las llamadas telefónicas. No conocí a Jobs en su primera etapa en Apple. Yo no cubría tecnología por entonces. Y sólo lo vi una vez entre sus apariciones en la empresa. A los pocos días de su regreso en 1997 comenzó a llamarme a casa, los domingos por la noche, durante cuatro o cinco fines de semana consecutivos. Como periodista experimentado, sabía que quería adularme para tenerme del lado de una tambaleante empresa cuyos productos yo había recomendado alguna vez, pero que últimamente había criticado.
Sin embargo, eran más que meras llamadas. Se convertían en maratones telefónicas de 90 minutos, de amplio alcance, discusiones off-the-record que me revelaban la impresionante amplitud de ese hombre. En un momento podía estar hablando de ideas radicales para la revolución digital. Pero un minuto después podía tratarse de por qué los productos de Apple de ese entonces eran horribles y cómo un color, o ángulo, o curva eran vergonzosos.
Después de la segunda de esas llamadas, mi esposa se molestaba por la intromisión que hacía en nuestros fines de semana. A mí no me molestaba.
Luego, Jobs me llamaría algunas veces para quejarse de algunas críticas, o partes de ellas, aunque en verdad siempre me sentí muy cómodo recomendando la mayoría de sus productos para el promedio de los consumidores no aficionados a la tecnología.
Yo sabía que se quejaría porque comenzaba sus llamados diciendo: "Hola, Walt. No te llamo para quejarme de la columna de hoy, pero si te parece bien tengo algunos comentarios".
El optimista. No tengo manera de saber cómo Steve hablaba con su equipo durante los días más oscuros de Apple en 1997 y 1998, cuando la empresa estaba al borde del precipicio y se vio obligado a recurrir a su archirrival Microsoft para un rescate. Desde luego, tenía un lado desagradable, su lado volátil, y supongo que, entonces y después, salió a relucir dentro y fuera de la empresa.
Pero honestamente puedo decir que, en mis numerosas conversaciones con él, el tono dominante que utilizaba era de optimismo y certeza, tanto en relación con Apple como con la revolución digital en su conjunto. Incluso cuando me hablaba acerca de su lucha para conseguir que la industria de la música le permitiera vender canciones digitales, o quejarse de sus competidores, al menos en mi presencia, su tono se caracterizó siempre por la paciencia y una visión de largo plazo.
Esa cualidad quedó de manifiesto cuando Apple abrió su primera tienda minorista. Él mismo ofrecía un tour a los periodistas, tan orgulloso de la tienda como un padre de su primer hijo. Yo comenté que, sin duda, solo habría un puñado de tiendas, y pregunté qué sabía Apple acerca de la venta minorista. Me miró como si estuviera loco, me dijo que habría muchas tiendas, muchas, y que la empresa había pasado un año ajustando el diseño de los locales, utilizando una maqueta en un lugar secreto. Me burlé de él preguntando si él, personalmente, a pesar de sus pesadas responsabilidades como presidente ejecutivo, había aprobado pequeños detalles como la transparencia del cristal y el color de la madera. Jobs me respondió que sí, por supuesto.
Las presentaciones de productos. A veces, no siempre, él me invitaba a ver algunos grandes productos antes de que fueran lanzados. Nos reuníamos en una sala gigante, acompañados por unos pocos de sus colaboradores, e insistía —incluso en privado— en tapar los nuevos dispositivos con una tela para luego descubrirlos como el gran showman que era, con brillo en sus ojos y pasión en su voz. A continuación, a menudo nos sentábamos para una larga, muy larga discusión acerca del presente, el futuro y los chismes de la industria.
Todavía recuerdo el día en que me mostró el primer iPod. Me sorprendió que una empresa de informática se ramificara a reproductores de música, pero él explicó, sin especificar, que veía a Apple como una empresa de productos digitales, no como un fabricante de computadoras. Fue lo mismo con el iPhone, con la tienda de música iTunes, y después con el iPad, que él me pidió que fuera a ver a su casa, porque estaba demasiado enfermo como para ir a la oficina.
Agua con hielo en el infierno. Para nuestra quinta edición de "All Things Digital Conference" (un evento organizado por The Wall Street Journal), tanto Steve como su viejo adversario, el brillante Bill Gates, sorprendentemente aceptaron una aparición conjunta, su primera entrevista en común de largo aliento. Pero casi se echa a perder.
Ese día temprano, antes de que llegara Gates, hice una presentación a solas con Jobs, y le pregunté qué se sentía ser un importante desarrollador de Windows, dado que el programa iTunes de Apple, era por entonces instalado en cientos de millones de computadoras personales con Windows.
Él bromeó: "Es como dar un vaso de agua con hielo a alguien en el infierno".
Más tarde, cuando llegó Gates y oyó acerca del comentario, se enfureció, por supuesto. En una reunión antes de la entrevista, Gates le dijo a Jobs: "Se supone entonces que yo soy el representante del infierno".
Jobs sólo le tendió una botella de agua fría. La tensión se rompió y la entrevista fue un éxito, con ambos desenvolviéndose como estadistas. Cuando todo acabó, el público los ovacionó de pie, algunos de ellos con lágrimas.
El paseo. Después de su trasplante de hígado, mientras se recuperaba en su casa en Palo Alto, Steve me invitó a ponernos al día. Se convirtió en una visita de tres horas, marcada por un paseo a un parque cercano que él insistió que tomáramos, a pesar de mi nerviosismo sobre su frágil estado de salud.
Me explicó que caminaba todos los días, y que cada día se imponía una meta más alta, y que ese día, el objetivo era el parque del barrio. Mientras caminábamos y hablábamos, se detuvo de repente. No se veía bien. Le rogué que regresáramos a la casa, señalándole que no sabía las técnicas de la reanimación cardiopulmonar y que podía visualizar el titular: "Reportero incapaz deja morir a Steve Jobs en la acera".
Sin embargo, él se rió y se negó. Después de una pausa, mantuvimos la dirección hacia el parque. Nos sentamos en un banco por allí, hablamos acerca de la vida, nuestras familias y nuestras respectivas enfermedades (yo había tenido un ataque al corazón algunos años antes). Me dio un sermón sobre cómo mantenerme saludable. Y luego regresamos. Para mi eterna tranquilidad, Steve Jobs no murió ese día. Pero ahora sí ha muerto, demasiado joven, y es una pérdida para todo el mundo.
OCTOBER 7, 2011, 5:32 P.M.
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